Si hay una obra que ha servido como referencia a las numerosas producciones basadas en centros psiquiátricos, es sin duda esta que en 1975 estrenase Milos Forman. Galardonada con los cinco principales premios de la Academia, el guión de Lawrence Hauben y Bo Goldman es una adaptación de una novela, de mismo nombre, escrita por un antiguo sanitario de un hospital de veteranos de guerra, llamado Ken Kesey.
La novela y posterior adaptación cinematográfica, comienza con la entrada en un psiquiátrico de McMurphy, un violador cuyo comportamiento difiere totalmente de lo políticamente correcto. Este personaje es interpretado magistralmente por Jack Nicholson, en un rol que ha seguido desarrollando en trabajos posteriores y que parece haber sido hecho a su medida. Convierte al desorden y al caos en la tarjeta de presentación del protagonista principal del film, haciendo de cada secuencia un desafío a la lógica, culminando en las continuas provocaciones hacia la detestada enfermera Ratched.
La sanitaria, cuyo papel encumbró a la actriz Louis Fletcher, es lo mas parecido al alcaide de una prisión. Sus malas artes con los pacientes, y sus continuos desafíos con estos, hacen que poco a poco vaya cogiéndole animadversión hacia su personaje, convirtiendo a McMurphy en el "héroe" que desafiará la tiranía de la enfermera.
Y es que el personaje interpretado por Nicholson pronto se convierte en el centro de las iras del personal sanitario del centro, ya que combina una personalidad indomable y provocativa con un extraño carisma que le hace ganarse la simpatía de muchos de sus compañeros. Pacientes que son interpretado por un gran elenco de actores que consiguen mostrar, de una forma totalmente creíble, muchos de los distintos trastornos psicológicos que podemos encontrar en este tipo de psiquiátricos.
Un joven Danny De Vitto o Christopher Lloyd, al que todos reconoceran por Regreso al futuro, son algunos de los rostros que podemos encontrar en el reparto, dejándonos grandes y desternillantes momentos. Además, para meterse más en situación, el film se rodó en un auténtico hospital psiquiátrico de Oregón. Esta mezcla con enfermos reales le dio un plus de credibilidad a la obra y potenció el desorden de muchas de las escenas.
Jack Nitzche le pone música a esta película que se desarrolla, casi en toda su totalidad, en el interior del recinto hospitalario. Su partitura desprende ese halo de locura y caos que tienen encerrada en su cabeza los pacientes el lugar. Movimientos que alternan intervalos cómicos con otros más dramáticos y tensos que acompañan las provocaciones de la desafiante enfermera Ratched.
Es en la última parte del film donde encontramos la mayor carga dramática de la obra, con un final totalmente inesperado y realmente duro. Un desenlace que ha sido copiado en posteriores producciones, y que suponía un grandioso remate a la segunda película de la historia en hacerse con los cinco grandes.
Y todo ello a pesar de que gran parte del tiempo de rodaje y producción, tanto Jack Nicholson como Milos Forman, el director, llegaran a tal punto de desavenencias que rompieron toda comunicación verbal, después de pararse el rodaje durante dos semanas. De ahí al estreno del film en las salas cinematográficas, la comunicación entre ambos fue nula, debiendo echar mano del resto del equipo de producción para comunicarse con el excéntrico actor neoyorkino.
Este film, que recibe su nombre de una canción que uno de los enfermeros cantaba en la novela de Kesey, se coló por méritos propios entre las más valoradas de la historia. Con un reparto excepcional, un argumento muy bien desarrollado y unas interpretaciones sobresalientes, es todo un referente del género y una obra que debe ser vista por cualquier aficionado al buen cine.
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