viernes, 21 de noviembre de 2014

Crítica de Interstellar


Christopher Nolan es de esos directores que despierta gran hype cuando su nombre aparece en los medios de comunicación. Si con su adaptación de un Batman oscuro y sombrío, se hizo un hueco entre los grandes directores del momento. fue con Inception (Origen) cuando se consagró como uno de los cineastas mas visionarios y originales de este comienzo de siglo.

Cuatro años han pasado desde que, con El Caballero Oscuro: la Leyenda Renace, el director londinense estrenase su ultima superproducción. No ha sido hasta este 2014 cuando hemos tenido la oportunidad de disfrutar de su último trabajo.

Con un guión creado junto a su hermano, Jonathan Nolan, el film nos traslada hasta un futuro no muy distinto de lo que conocemos hoy en día. Nuestro planeta se está volviendo estéril, por lo que los cultivos han enfermado y con ello la mayoría de sustentos alimenticios. Uno de los granjeros que sufre este fatídico devenir es Cooper, un expiloto de la NASA que, tras un desafortunado suceso durante un aterrizaje, decidió dejar de lado su antigua vida y dedicarse a las labores del campo.

El ingeniero aeroespacial está experimentando una serie de extraños fenómenos físicos en su casa, más concretamente en el cuarto de Murph, su hija. Es durante una gran tormenta de arena cuando Cooper y su hija descubren unas anomalías gravitatoria en el dormitorio de la niña, a través de la cual descifran un código binario que esconde en su interior unas misteriosas coordenadas.

Con estas premisas comienza un film muy emotivo, viajando a través de galaxias y universos totalmente desconocidos. Casi tres horas de viajes interestelares plasmados magníficamente por la austera y efectista fotografía de Hoyte Van Hoytema. Sus minimalistas escenas del espacio exterior, son toda una gozada para nuestros sentidos. Largos planos secuencias que nos regalan unas vistas espectaculares del "lento" viaje de la nave que ha de transportar a la expedición, en la búsqueda de un planeta alternativo en el que podamos asegurar la continuación de nuestra especie.

Una expedición encabezada por Cooper, al que da vida uno de los actores más de moda. Matthew McConaughey, recientemente galardonado con el Oscar al mejor actor por su enorme actuación en Dallas Buyes Club, es el personaje principal del film, dando vida al piloto que ha de guiar el último halo de esperanza de la humanidad. Su actuación, como cabría esperar, es sobresaliente llevando una gran parte del peso de la película. Tiene escenas realmente emotivas, destacando sus reacciones cuando consigue recibir los videomensajes procedentes de su familia en la tierra,

Junto a él encontramos a otra de las actrices que triunfó en la anterior gala de los premios de la Academia. Anne Hathaway, que con Los Miserables alcanzó el top interpretativo, está bastante frenada en esta ocasión. A un papel bastante secundario, hay que añadirle una falta de feeling con el personaje de Cooper. A pesar de tener su momento lacrimogeno, con un imponente monólogo sobre el amor, no consigue despertar plenamente en el espectador las sensaciones buscadas.

Jessica Chastein es el otro papel femenino del film. Su presencia a lo largo de los 180 minutos que dura la obra, es más bien escasa. La acrtíz californiana cumple con suficiencia como dolida hija de Copper, pero no será recordada como uno de sus mejores papeles. Es curioso que Mackenzie Foy, en su papel de Murph en su etapa infantil, tenga un rol mas destacado que el de su etapa adulta. 

Es Michael Caine uno de los habituales en los repartos de Nolan. El veterano actor, que lleva trabajando con el cineasta desde The Prestige, vuelve a dar una lección de lo que debe ofrecer un actor secundario. En las pocas ocasiones en las que aparece en pantalla esta soberbio, teniendo gran peso específico en el desarrollo del guión.

Una aparición inesperada dentro el poderoso casting realizado, es el de un poco pasado de peso Matt Daimon. Una sorpresa la aparición del actor nacido en Boston, en su papel de Dr. Mann. El personaje al que da vida no deja de sorprendernos con sus aptitudes desde que es despertado de su largo sueño.

Hay dos "actores" que, sin ser de carne y hueso, adquieren un papel protagonista por méritos propios. Desde que el primero aparece en una genial escena, interrogando al estilo "poli malo" al personaje de Copper, nos vamos dando cuenta del especial carisma de estos androides de extraña pero efectiva forma. Ellos son los que dan las pequeñas pinceladas de humor del film, necesarias para romper con la monotonía dramática del guión.

Pero si por algo está dando que hablar esta superproducción es por el amplio trasfondo científico que carga a sus espaldas. Agujeros de gusano, la teoría de la relatividad y agujeros negros coexisten, con un particular protagonismo, a lo largo del metraje de la película. La explicación dada sobre los famosos pliegues de los agujeros de gusano, por los que podemos viajar de una forma simplificada en el espacio, no nos es desconocida, ya que en el thriller futurista Horizonte Final, nos era explicado de forma similar. Lo que si deja bien claro es la relatividad del tiempo en los distintos puntos del inmenso universo, donde lo que allí pueden ser horas, en el agónico planeta tierra pasan a ser años.

Es quizás el famoso agujero negro y lo que ocurre en su interior, lo que más debate está despertando entre los, cada vez más, aficionados a la astrofísica. A diferencia de los aspectos anteriores, este no tiene una base científica tan bien fundamentada y sólida. Es por ello que Nolan ha dado su propia interpretación de lo que ocurre al atravesar este gran desconocido. Un hecho fundamental para cerrar la historia y darle un sentido más metafísico que científico al devenir del film.

Interstellar es sobre todo una apología a la naturaleza humana y ese sentido de responsabilidad de mantener la perpetuidad de nuestra especie. Una utopía que sirve de excusa para esconder el verdadero egoísmo del ser humano, cuyo instinto mas irracional es el de su propia supervivencia como individuo y el de sus descendientes más directos. Todo ello envuelto con el siempre efectivo termino del amor, que es recalcado en más de una ocasión por estos viajeros espaciotemporales.

Viajes que nos ofrecen paisajes realmente impresionantes de planetas de muy diversa naturaleza. Olas gigantes, paisajes helados y grandes nebulosas coloridas compiten por quedarse grabadas en la retina del espectador. Todo ello envuelto por la prodigiosa firma musical de Hans Zimmer, otro de los que siempre acompañan al director de la película. Su partitura es magistral, llevando las preciosistas imágenes del espacio exterior a tal nivel, que te dejan embobado durante los largos y lentos planos secuencias del viaje de la Endurance.

Resumiremos diciendo que esta película tiene un contenido bastante denso y bien fundamentado en casi todos los aspectos. Es cierto que algunos fenómenos han sido enmascarados, de forma que hay que hacer un acto de fé para creerte lo que el guión te cuenta. Pero si colocamos todo esto en una balanza, esta se inclina hacia la espectacularidad y el buen desarrollo dramático de la obra. Todo ello con el sobresaliente sello de su director que es capaz de que mantengas la atención puesta en la pantalla durante las tres horas de duración de este viaje a través de agujeros de gusano, planetas de paisajes increíbles y agujeros negros de alta densidad.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Crítica de The Warriors, Los Amos de la Noche


El final de la década de los setenta, en lo referido al mundo del séptimo arte, se caracterizó por el comienzo de grandes sagas. Alien o La Guerra de las Galaxias son algunos ejemplos de estas exitosas producciones, que se encumbrarían en la década posterior.

En 1979 aparecía, de la mano de Walter Hill, un film que nos metía de lleno en el mundo de las bandas callejeras que dominaban las calles neoyorkinas. El director californiano sería posteriormente más conocido en su faceta de productor, con títulos tan notables como todos los films que completan el universo de Alien.

La historia, guionizada por Sol Yurik y David Shaber, nos traslada hasta  un Nueva York inmerso en batallas por el control de las calles. BaseBall Furies, Destroyers o The Lizzies son algunas de las bandas que han sido llamadas a una concentración organizada por Cyrus, el líder de los Riffs. Durante un emotivo discurso del hombre que, ha de guiar el intento de unificación de todas estas pandas, Luther de los Rogues, atenta contra Cyrus, culpando a la banda de los Warriors del asesinato. A partir de aquí Los Warriors comienzan una fatídica carrera de supervivencia, por las calles de Nueva York, sorteando a bandas rivales y brigadas policiales para llegar a Coney Island, su zona de control y el único lugar seguro de la ciudad para ellos.

Con esta vibrante premisa se presenta una película muy de la época, con una puesta en escena que nos recuerda a las viñetas de un comic. Desde ese primer incidente en el cónclave de bandas, la historia va tomando un ritmo vertiginoso, casi tan acelerado como las carreras de los protagonistas para escapar de las inmediaciones del lugar donde ha tenido lugar es fatal desenlace.

Andrew Laszlo es el director de fotografía de este film y de otros éxitos de la década de los ochenta como Acorralado o El chip prodigioso. Impregna al film una atmósfera de incertidumbre y tensión, potenciada gracias a que la mayoría de las escenas ocurren en los nocturnos y poco iluminados exteriores de Nueva York.

Es un habitual de las series televisivas como Barry de Vorzon, el que le pone música a la película. Combina movimientos rápidos y adrenalíticos con temas propios de la época, enfatizando aún más el infierno que sufren los protagonistas en su complicada huida.

Un reparto de actores no muy conocidos, y que encabeza un jovencísimo Michael Beck. Tras debutar en Madman, esta producción supuso su verdadero estreno en la gran pantalla. El intérprete encaja perfectamente con su rol de tipo duro con actitudes chulescas y cualidades de líder.

Junto a él, encontramos a Deborah Van Valkernburgh, una de las pocas féminas que aparece en la hora y media de metraje. Su actuación podemos calificarla de eficiente, sin grandes alardes interpretativos, pero suficiente para lo que el guión exigía.

Es David Patrick Kelly quien realiza la interpretación mas notable del film. Su Luther, como el villano de la historia, es sobresaliente, sobre todo por lo desquiciado y desequilibrado del personaje. El actor, nacido en Detroit, consigue que te creas su personaje desde que aparece en pantalla hasta la escena final.

Los Amos de la Noche es una de esas obras que, a pesar de nacer a finales de los setenta, puso las bases del cine de acción de la década dorada de los ochenta. Una película cargada de adrenalina, con una buena duración, que tuvo una crítica muy positiva. Éxito que años mas tardes se reflejó cuando se adaptó la historia a un videojuego.

jueves, 30 de octubre de 2014

Sobrevive a los caminantes con el podcast especial de The Walking Dead


Con motivo del comienzo de la quinta temporada de la exitosa serie televisiva The Walking Dead, el equipo de HelloFriki y un servidor os traemos un programa especial y muy completo. En él analizaremos tanto los comics sobre los que se basa la exitosa serie, como el propio fenómeno televisivo y los videojuegos que han surgido inspirados en este mundo apocalíptico,

Desde aquí podéis descargarlo o disfrutarlo online.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Crítica de Ninja Turtles


A mediado de los ochenta el mundo del comic vio nacer a cuatro héroes verdes, entrenados por una rata que libraban cientos de batallas en las calles de Nueva York. Este fenómeno en viñetas pronto se subió al carro de las series de dibujos animados, extendiéndose por los hogares de medio mundo.

Fue a comienzo de los noventa cuando las aventuras de Leonardo, Donatello, Rafael y Michelangelo se llevo a la gran pantalla. Películas muy entretenidas, y cuya primera entrega tuvo bastante éxito entre los muchos admiradores de estas cuatro tortugas mutantes. Pero, a pesar de haber conseguido estrenar una segunda entrega, el nivel alcanzado en estas producciones distaba mucho de lo que el verdadero fan de las Ninja Turtles esperaba.

No fue hasta verano del 2007 cuando, tras muchos años especulándose con una nueva adaptación, se decidieron a llevar a la gran pantalla una visión distinta de estos cuatro héroes con caparazón. En esa ocasión se optó por dejar de lado la imagen real, y realizar todo el trabajo en animación digital. Algo que les aseguraba una cómoda factura técnica, pero que no tuvo muy buena aceptación entre el público en general.

Siete años mas tarde, con Michael Bay como productor y Jonathan Liebesman detrás de las cámaras, la gran industria americana nos vuelve a traer las aventuras de estos curiosos anfibios, en una cuantiosa superproducción. Un film que combina actores reales con animación digital, en lo que se supone el comienzo de lo que será, si la taquilla responde, de una nueva saga.

Como no podía ser menos, en esta nueva toma de contacto con las Ninja Turtles, el film comienza a contarnos el origen de estos superhéroes con caparazón, Si en un principio se rumoreó que el guión de Josh Appelbaum y André Nemec iba a darle un giro total a la procedencia de las tortugas, situando su génesis en otro planeta, por suerte para los puristas finalmente se optó por la fórmula clásica de los experimentos con mutágenos.

El film comienza de forma bastante contundente, con un intento de asalto del conocido como "clan del pie", que es abortado por unas sombras que reparten estopa ocultos en la oscuridad. Este hecho provocará la ira de Shredder, que desea eliminar a toda costa a estos molestos y misteriosos héroes.

Este sería el punto de partida de un film al mas puro estilo Bay, donde humor y acción van cogidos de la mano en todo momento. Algo bastante habitual en las superproducciones de este tipo, en los que los efectos visuales tienen un mayor peso específico comparado con el aspecto interpretativo.

Una actriz acostumbrada a este tipo de blockbuster es Megan Fox, que ya trabajó en otra exitosa saga como era Transformers, y en la que también estaba involucrado, como director, Michael Bay. Su rol como la periodista April O´neil está a la altura de lo esperado, no derrochando un exceso de aptitudes artísticas, pero si cumpliendo con su personaje.

Junto a ella encontramos a William Fichtner, en el papel del científico Erick Sacks. Este actor, cuyo papel más conocido es en el film de Christopher NolanEl Caballero Oscuro, cumple bien en su papel de villano. Quizás la historia le otorga mayor protagonismo que al verdadero enemigo de las tortugas de metro ochenta, pero calza bien con la trama.

Tohoru Masamune, que curiosamente también trabajó bajo las ordenes de Nolan en Origen, es el encargado de dar vida al "Despedazador", el enemigo más duro y conocido de los héroes del film. Sus apariciones son bastante escasas a lo largo de la historia, siendo mas mentado que visualizado. Sobre todo por el hecho de que en las veces que aparece en pantalla lo hace bajo su pesada armadura.

A pesar de todo el reparto de carne y hueso, los verdaderos protagonistas de esta obra son digitales. El trabajo realizado para crear de forma digital las cuatro tortugas mutantes y su maestro es espectacular, llevando el prestigioso sello de Industrias Light&Magic a sus espaldas. El resultado obtenido es muy bueno, no desentonando la mezcla de imágenes reales y digitales, algo que podría haber lastrado mucho el resultado global.

Lula Carvalho, que recordará este año por haber dado el gran salto a los films de elevado presupuesto, pone fotografía a este espectacular film. Para ello se ayuda de un Nueva York bastante gris y de las nevadas escenas nevadas de las escenas que ocurren fuera de la ciudad.

Una película de este género requiere una banda sonora que acompañe la acción, siendo Brian Tyler el encargado de componerla. Las pistas de audio utilizadas son vibrantes, apoyando la música sinfónica de algunos temas de hip hop, estilo musical al que son aficionados los protagonistas de la película.

Resumiremos diciendo que Ninja Turtles llega en el momento apropiado para revitalizar unos personajes que parecían haber caído en el olvido. Los cien minutos de metraje se hacen bastante entretenidos, combinando mucha acción, buenos efectos especiales y los divertidos comentarios de estas tortugas, a las que no debemos perder la pista de cara a un futuro no muy lejano.

lunes, 27 de octubre de 2014

Crítica de Blade Runner


La década de los ochenta supuso la consagración, de uno de los directores mas creativos que ha dado la industria americana en las últimas décadas. Precedido del éxito de un film, que fue pionero en su género, Ridley Scott decidió llevar a la gran pantalla un pequeño relato que tenía por nombre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Tras esta obra de Philip K. Dick, de tan extraño nombre, se escondía una historia en la que el hombre llevaba a tal extremo la idea de crear androides a su semejanza, que había llegado a convertirse en una amenaza para la especie humana.

Así nos encontramos a Deckard, un agente ya retirado, que era especialista en descubrir a estos seres cibernéticos a los que se han denominado replicantes. La llegada de una nave con varios de estos seres artificiales, proveniente de una estación espacial, ha provocado que a Rick se le haya puesto de nuevo en servicio, con la misión de investigar y localizar el paradero de estos androides.

Este sería el punto de partida que nos narra el guión adaptado de Hampton Fancher y David Webb Peoples. Este último a raíz de aquí, forjaría una carrera de gran éxito guionizando films tan contrastados como Sin Perdón o Doce Monos. El trabajo de ambos es excelente, plasmando en la gran pantalla un relato algo complejo y no con excesiva sustancia.

Pero si algo destaca por encima de todo en la obra, es el diseño del mundo que envuelve a Blade Runner. Ridley Scott tomó como inspiración la pintura de Edward Hopper conocida como "Nighthawks".  El director quiso plasmar la estética del cuadro en imáganes en movimiento, un hecho que consiguió de forma sobresaliente, creando su propio estilo visual. En muchas producciones posteriores, de ámbito futurista, podemos ver como se ha tomado como fuente de inspiración los diseños de Scott y su equipo.

Todo este conjunto de imágenes poderosas y cargadas de emociones, contrastan con el ritmo pausado y lento con el que transcurre la historia, A diferencia de otras ocasiones, esto no resulta nada molesto y aburrido, ya que permite al espectador disfrutar de la plástica visual y de unos diálogos llenos de profundidad.

Diálogos que te atrapan además de por su contenido, por la gran actuación de los actores que los pronuncian. Y es que Deckard, el protagonista de la historia, no hubiese tenido tanto carisma si no le hubiese dado vida un jovencísimo Harrisond Ford. El actor, que gracias a George Lucas se había encumbrado como gran héroe de acción de finales de los 70 principio de los 80, iniciaría una nueva incursión en el género que le vio nacer, pero en otro tipo de registro. A pesar de que el propio actor no esta nada satisfecho con su papel en esta obra, podemos asegurar que su labor es magnífica, dando a este inspector una personalidad y carácter que marcan el desarrollo de la historia.

Compartiendo protagonismo con Rick, aparece en escena Rutger Hauer. El actor, que fue nominado a los premios de la Academia por su actuación en este film, da vida a Roy Batty. Su rol de replicante dispuesto a cualquier cosa por alargar su existencia es magistral, regalándonos momentos que van a pasar a la historia del cine. Como ejemplos tomaremos el diálogo final con Deckard, que se ha convertido con el paso del tiempo en el eslogan del film.

Otro papel a tener muy en cuenta es el de Rachel, a la que da vida la actriz Sean Young. La intérprete dota a su personaje de un halo de misterio e inocencia que pondrá en duda al propio protagonista acerca de su naturaleza,

Este completo reparto y la excelente dirección tras las cámaras, se ve complementado por los efectos visuales y la fabulosa fotografía de Jordan Cronenweth. Cada toma del film es una obra de arte en si misma, destacando por encima de todo las potentes escenas exteriores donde se hace más palpable la época donde se desarrolla la historia. Encontraste con estas escenas generales, las primeras tomas de los actores cuando mantienen la mayoría de los interesantes diálogos.

Todo ello acompañado con la espectacular banda sonora compuesta por Vangelis. Cada uno de sus temas se ensamblan perfectamente con cada suceso, envolviendo cada nota al espectador para transportarlo a un mundo cargado de vehículos imposibles, grandes pantallas y millones de luces.

Con más de treinta años desde que pasó por las salas cinematográficas, este film está considerado como una de las obras maestras del género. Tanto su estética como sus efectos especiales han envejecido muy dignamente, no desentonando para nada si lo comparamos con las superproducciones actuales. Un guión profundo y un desenlace de esos que te deja meditando acerca de los personajes principales, que hacen de Blade Runner el film, dentro de la ciencia ficción, que mejores opiniones tiene del público general.

viernes, 24 de octubre de 2014

Completísimo podcast sobre la trilogía de Regreso al Futuro


Los amigos de El Legado de Krypton nos han deleitado, como es habitual en ellos, con una nueva entrega de sus completísimos podcasts sobre cine.

En esta ocasión han elegido la exitosa trilogía, creada por Robert Zemeckis en la década de los ochenta, que bajo el nombre de Regreso al Futuro llevaba a la gran pantallas los viajes en el tiempo de McFly y Doc.

Diego y su equipo han rendido un merecido homenaje a la saga, con un programa de más de ocho horas de duración, en la que analizan, de forma minuciosa, tanto las películas como los videojuegos y demás adaptaciones que han tomado a esta trilogía como fuente de inspiración.

Desde aquí os podéis descargar este documentado podcast, que no tiene desperdicio.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Crítica de El Experimento (2001)


El cine europeo, en muchas ocasiones, poco tiene que envidiar al que nos llega del otro lado del Atlántico. Esa falta de medios y presupuesto, que podría ser una gran desventaja cuando hablamos de la gran pantalla, en muchas ocasiones es suplida a base de guiones bien trabajados y originales. Creativas puestas en escenas que, como práctica cada vez más habitual, son copiadas por la gran industria cinematográfica estadounidense.

Uno de estos casos es el film de 2001 que, bajo el nombre de El Experimento, llegaba a las escasas salas donde se estrenó proveniente del país teutón. Una obra que se escapaba de los convencionalismos y mantenía las imágenes duras e impactantes típicas de las producciones alemanas.

El guión de Mario Giordiano nos traslada hasta los despachos de una facultad de medicina, donde un grupo de 20 personas, de diversas personalidades y estatus social, son contratados, a cambio de una buena cantidad de dinero, para formar parte de un experimento. En él, los voluntarios se dividirán en dos grupos. Ocho de ellos adquirirán el rol de funcionarios de prisiones, mientras que los doce restantes deberán recluirse en una prisión simulada y comportarse como auténticos presos.

Una investigación sobre la conducta humana en la situación de estrés de una prisión, creada por el equipo de psicología de la universidad, que asegurará en todo momento la integridad física de los participantes con una serie de normas como la prohibición total del uso de la violencia.

Este es el punto de partida de una historia que pone en escena el director alemán Oliver Hirschbiegel. El cineasta, nacido en Hamburgo, hasta el estreno de esta obra se había limitado a dirigir capítulos para series televisivas y alguna que otra TV movie de escasa repercusión. A raíz de El Experimento su carrera tomo buen impulso, encargándole tres años más la magnífica obra sobre los últimos días de Hitler llamada El Hundimiento.

El trabajo realizado aquí es sobresaliente, tomando una historia original y cargándola de tensión a base de primeros planos y una violencia poco comedida. Un gran guión, que se ve favorecido por el trabajo de dirección y la elección de los actores principales.

Y es que, a pesar de tener un reparto prácticamente desconocido, las interpretaciones son de elevado nivel, destacando por encima de todos los actores Moritz Bleibtreu y Justus von Dohnányi. El primero de ellos, que nos sonará la cara por alguna serie televisiva tipo Rex, se mete en la piel de uno del típico recluso provocador y desafiante, con la finalidad de llevar el experimento al límite.

Su alter ego lo encontramos en el rol interpretado por Justus, que también acompañó al director del film en la exitosa El Hundimiento. Su papel de funcionario sin escrúpulos es de chapó, originando un personaje realmente detestable que roza en ocasiones la locura.

El resto del reparto realiza su función a un nivel muy bueno, no tan destacable, pero para nada despreciable. Es quizá el rol adquirido por la actriz Maren Eggert, el que parece estar un poco por debajo del resto. Y no por la actuación de la actriz, que dentro de lo que cabe no está mal, sino porque su personaje parece estar metido con calzador para romper el ritmo, y darle más tensión a la acción en la parte final del film.

Rainer Klausmann le pone fotografía a un film lleno de contrastes visuales. Por un lado juega con el naranja del comedor, donde el color encaja perfectamente con las muestras de compañerismo que allí se dan. Por el contrario las escenas más oscuras, cuando los "presos" deben dormir realza los momentos vejatorios más impactantes del film, que ocurren durante las horas nocturnas. Como vemos el director de fotografía, al que también vimos en la ya mencionada El Hundimiento, no deja nada al azar, jugando en todo momento con el ritmo argumental.

Un ritmo que se ve potenciado por la composición musical de Alexander Van Bubenheim. Su partitura refleja en todo momento los cambios de estado por los que pasan los personajes, elevando aún más los muchos momentos de subida de adrenalina que sufren tanto los simulados presos, como los guardias que los custodian.

El Experimento es de esas obras, poco conocidas para la mayoría del público, pero que es una joya en sí misma. Recomendada para cualquier estudiante de psicología, nos muestra que todo el mundo no está preparado para tener poder sobre sus semejantes. Una visión que podríamos comparar al exitoso libro "El Señor de las Moscas", pero mucho mas violento y llevado a extremos de comportamiento humano dignos de ser estudiados. Un film muy recomendable que, después de sufrir su tensión durante casi dos horas, te hará meditar y replantearte algunos comportamientos.

jueves, 16 de octubre de 2014

Crítica de Líbranos de Mal


Dentro del género de terror, uno de los temas que mas juego ha dado siempre ha sido el de las posesiones y los exorcismos. No hay año que no se estrene algún film, de mayor o menor presupuesto, en el que este sea el tema central sobre el que gira la historia.

Si hay un director que se ha especializado en este tipo de argumentos es Scott Derrickson. Y no solo por dirigir films como El Exorcismo de Emilio Rose, sino por ser el guionista de aterradoras películas como las dos entregas de  Sinister o la anteriormente mencionada sobre Emili Rose. Pero en esta ocasión además de crear el guión, junto a Paul Harris Boardman, se situa tras las cámaras para intentar ponernos los pelos de punta.

La historia nos traslada hasta Oriente Medio, donde un grupo de marines, en plena operación bélica, sufren un extraño incidente en unas grutas del desierto donde operaban. Tiempo más tarde, estos soldados comienzan a experimentar extraños comportamientos que se escapan de toda lógica. Perturbadoras aptitudes agresivas, que desembocan en extrañas muertes.

Sarchie es el inspector de policía al que se le a encargado un caso, que parece no tener ni pies ni cabeza, Pero si no eran suficientemente complicados estos macabros sucesos, se cruza un poco convencional sacerdote. Mendoza, que es como se llama, se irá involucrando en la trama hasta convertirse en una pieza clave para resolver la trama.

En principio el guió parece tener cierto atractivo, ya que mezcla temas tan recurrentes como el de las posesiones, los exorcismos y todo el aparato de investigación policial. Pero este tipo de mezclas no siempre salen todo lo redonda que desearíamos, algo que ocurre con Líbranos del Mal.

Eric Bana fue elegido para ser el reclamo del film. El actor australiano realiza un papel aceptable, pero no está al nivel al que nos tiene acostumbrado. Gran parte de ello la tiene el rol adoptado por el intérprete, al que el guión no le hace justicia. Hecho del que se aprovecha Édgar Ramirez, en su papel de misterioso sacerdote. Poco a poco este venezolano, se va haciendo el dueño del protagonismo de la historia, gracias a que consigue despertar en el espectador un interés especial sobre el personaje al que da vida.

El resto del reparto no merece una mención especial, ya que se limitan a cumplir con las exigencias del guión con suficiencia pero sin excelencia. Algo que también podemos aplicar a la oscura fotografía de Scott Kevan, al que podemos encontrar en los dos primeros episodios de la serie televisiva Constantine. Si algo tendríamos que destacar en este aspecto sería el uso de tonos grisáceos a lo largo de las casi dos horas que dura la obra.

Unas tomas muy oscuras, a las que pone música Christopher Young. Su partitura encaja bastante bien con la historia, siendo uno de los puntos mas favorables de esta producción. Sonidos intensos cargados de misterio que enfatizan las escasas escenas en las que realmente se quiere conseguir sacar la adrenalina del espectador.

Recapitularemos diciendo que Líbranos del Mal es uno de esos casos en los que una buena idea no siempre funciona. Una mezcla de distintos géneros que no llega a conectar con el espectador y que venden como una obra de terror sin serlo del todo. Un excesivo metraje aliñado con un final descafeinado y poco original, que nos deja un producto bastante discreto y poco atractivo para el espectador que busque un buen film del género.

martes, 16 de septiembre de 2014

Crítica de El Secreto de Joey


La década de los ochenta supuso la aparición de gran cantidad de producciones destinadas a un público adolescente. En muchas de ellas los protagonistas eran niños, de no muy elevada edad, que vivían aquellas aventuras que en nuestra infancia nos hubiese gustado haber experimentado.

Los goonies, Exploradores o El Último Vuelo del Navegante son solo algunos de estos films que, los que vivimos aquella época tan prolífica en estrenos, recordamos con añoranza. Además, durante esta década surgió una gran hornada de directores que, poco a poco, se han ido haciendo un hueco dentro del mundo del séptimo arte.

Uno de ellos es Roland Emmerich, un cineasta de origen germano que ha dirigido su carrera, en los últimos tiempos, hacia el denominado cine de catástrofes. Pero sus orígenes no fueron tan dramáticos, y prueba de ello esta El Secreto de Joey, una película de bajo presupuesto con unos recursos muy limitados.

El guión del propio Emmerich y Hans J. Haller nos narra la historia de Joey, un joven que acaba de perder a su padre y al que le cuesta relacionarse con sus compañeros de clase. Pero todo es extraño en el niño, ya que pasa las noches hablando con su difunto padre a través de un teléfono de juguete. Todo se complicará cuando, jugando en una casa abandonada del vecindario, descubre un muñeco de apariencia extraña y poco agradable.

El film, que data de 1985, se nutre de todos los guiones, estrenados en la década, hasta la fecha. Si tenemos que encasillarla dentro de un género determinado, no sabríamos hacerlo de una forma lógica e intuitiva, ya que la obra mezcla aventuras, acción, fantasía, suspense y algo de humor.

Por un lado tenemos el típico grupo de adolescentes que tienen una habilidad especial para meterse en líos, nos encontramos con una casa donde ocurren sucesos sobrenaturales. No falta el grupo de científicos cargados con sus enormes laboratorios móviles, Un muñeco que se encargará de ponerle las cosas difíciles a los personajes principales y, como no, objetos que levitan y armarios  de interiores excesivamente iluminados.

Un cocktail de situaciones vistas en muchas películas que se rodean de gran cantidad de símbolos de la época. La admiración que el director alemán profesa por la saga de Star Wars es evidente durante todo el metraje, siendo un personaje más del film.Pero no es solo la obra de Lucas la homenajeada, ya que ET, Epi o Supercoco también tienen su momento de gloria en la habitación de Joey.

Un Joey al que da vida el joven actor Joshua Morrell, que para no ser un profesional del celuloide no lo hace nada mal. Hay que tener en cuenta que la mayor parte del reparto salió de familiares y amigos del propio director, además de algunos extras reclutados en la base militar donde se rodó la película.

La composición musical se encargó a Hubert Bartholomae, un compositor que acompañó a Emmerich en sus primeros años en la profesión. La partitura sigue los cánones del género de suspense, combinándola con algunas melodías mas alegres que despuntan en los momentos mas fantasiosos del film.

Una película que es todo un homenaje al cine de los ochenta, pero cuyo guión deja mucho que desear. La historia ha querido mezclar tantos tópicos de la época que ha caído en el exceso formal y la escasez argumental.

sábado, 30 de agosto de 2014

Crítica de Dallas Buyers Club


Si había una persona especialmente feliz en la pasada edición de los premios de la Academia, ese era Matthew McConaughey. El prolífico actor se llevó a casa un merecido Oscar como actor principal por un film que, sin ser de los favoritos para triunfar en la gala, si que obtuvo un rotundo éxito en el campo interpretativo.

Dallas Buyers Club es la historia de un hombre, Ron Woodroof, al que sus múltiples adiciones a las drogas y a las prostitutas le llevan a contraer una enfermedad que causó el pánico en la década de los ochenta. El VIH, como se denominó aquel virus, era tratado con AZT, un agresivo fármaco que, lejos de producir una mejora en los pacientes, los iba debilitando a pasos agigantados hasta dejarlos agonizando en el lecho de muerte.

Cuando Ron descubre que tiene la enfermedad, lejos de quedarse esperando el trágico desenlace que debede producirse en el escaso período de un mes, decide no tratarse con el peligroso fármaco y buscar en el mercado internacional, nuevos tratamientos experimentales a los que se irá sometiendo para intentar aumentar su esperanza de vida. Poco a poco comprobará que su caso no es el único, y que hay muchos enfermos interesados en tratarse con estos medicamentos comprados en distintos países. Este hecho llevará a Woodroof a montar una sociedad en la que por una cuota, los seropositivos tenían la oportunidad de acceder a estos medicamentos.

Este es el punto de partida del guión escrito por Craig Borten y Melisa Wallck, y que está basado en un hecho real. Una historia que comienza centrándose en el personaje al que da vida, magistralmente, McConaughey pero que termina siendo una visión crítica de las mafias que se esconden tras los organismos reguladores de medicamentos en los Estados Unidos.

Un enfrentamiento entre Ron, el gobierno y la FDA por intentar que cada enfermo se trate con medicamentos que, a pesar de demostrarse que son mucho mas efectivos que el AZT, no están regulados por este organismo.

El papel que realiza el actor texano es realmente espectacular. Su caracterización es magnífica, habiendo perdido gran cantidad de peso y de masa muscular para dar vida a un personaje especialmente demacrado tanto por el efecto de sus excesos con las sustancias estupefacientes, como por el galopante avance de la enfermedad. Un cambio total de imagen, que se vio complementado por la gran labor de Adruitha Lee y Robin Mathews. Ambos fueron agraciados con el Oscar a la mejor caracterización por dicho trabajo.

Junto a el encontramos otro actor galardonado por la Academia como mejor secundario, y es que Jared Leto borda el papel de Rayon.  Esta alocada travesti, consigue conectar tanto con el público, como con un homófobo Ron que sucumbirá al especial carisma de su socia.

El otro rol destacado del film se otorgó a la actriz Jennifer Garner, que hace de doctora y confidente del protagonista. A pesar de no tener una interpretación tan destacada como los dos anteriores, su trabajo está a la altura, tanto de la historia, como del resto del plantel de actores.

Jean-Marc Vallée se pone tras las cámaras para dirigir un film que corría el riesgo de resultar soporífero y poco atractivo. El cineasta canadiense, cuya carrera hasta este punto había sido bastante discreta, se tomó este proyecto con especial ilusión, ya que había conocido al personaje real sobre el que versa el film. Su trabajo es magnífico, dotando al guión de un ritmo y una fluidez que consiguen mantener la atención del espectador en todo momento.

Yves Bélanger es el encargado del aspecto visual del film. Su fotografía destaca por los tonos cálidos y ocres, en concordancia con la zona donde se desarrollan los sucesos.

Resulta curioso que no se haya compuesto una banda sonora propia para la película, siendo todos los temas musicales una combinación de country y pop al más puro estilo americano de la década de los ochenta.

Dallas Buyers Club resulta una obra autobiográfica que destaca, sobre todo, por el elevado nivel de interpretación que derrochan sus actores. Un film que va mas allá de centrarse únicamente en la crónica del personaje principal para convertirse en una apología crítica a la poderosa industria farmaceutica.

lunes, 18 de agosto de 2014

Crítica de Los Guardianes de la Galaxia


Muchos son los personajes que, procedentes de las viñetas, han tenido su adaptación tanto, a la gran pantalla como en formato de serie televisiva. Spiderman, Capitan America o Lobezno son solo algunos de, esos nombres, que han sido llevados a las salas cinematográficas, con mayor o menor acierto.

Pero no siempre se recurren a los superhéroes de papel más populares y, como ha ocurrido con Guardianes de la Galaxia, se tienen en cuenta esos personajes que, sin ser tan conocidos, pueden augurar un éxito tras llevarlo al gran formato visual.

James Gunn, director de esa curiosa obra de un superhéroe cotidiano llamada SUPER, y tras rodar uno de los segmentos de la lapidada Movie 43, fue el encargado por Marvel Studios para poner en escena las aventuras espaciales de este pintoresco grupo. El cineasta, que ya ha sido elegido para dirigir la secuela del film, tenía la complicada misión de narrar una historia con personajes no muy conocidos, pero si con un nutrido grupo de fans que verían la obra de forma exhaustivamente crítica.

El guió, creado por el propio Gunn y Nicole Perlman nos lleva hasta otro universo lleno de criaturas extrañas y variopintas. Peter Quill, mas conocido por Star Lord, es un buscavidas que consigue dar, en unas antiguas ruinas, con un extraño artefacto. Este orbe, que para Gunn no es más que un objeto que poder vender, es codiciado por los mas poderosos seres de la galaxia, incluidos en todopoderoso Thanos.

Chris Pratt, que no dentro de mucho veremos también en Jurassic World, da vida a un cazarrecompensas muy divertido y poco responsable. El actor estadounidense realiza un fantástico trabajo, a pesar de tener, por exigencias del guión, que llevar a cabo algunas de las situaciones mas absurdas y ridículas del film.

Junto a el encontramos la atractiva Zoe Saldana. Esta chica parece llevar el género de la ciencia ficción en la sangre viéndola, literalmente, de todos los colores. Si en Avatar el azul era su color de piel, en esta ocasión le ha tocado un tono mas clorofíla. La actriz nacida en New Jersey, encaja perfectamente en el papel de Gamora, realizando una interpretación que se ajusta a las exigencias de la historia y su personaje.

El tercer miembro de este improvisado escuadrón de personajes, creado al más puro estilo de Sospechosos Habituales, es el luchador de la WWF, Dave Bautista. El miembro más tocho de estos guardianes no desentona para nada con el resto del reparto, haciendo una muy meritoria labor si tenemos en cuenta de que sus orígenes no son muy académicos.

Pero el gran aliciente, a nivel de personajes, no era de carne y hueso. Bradley Cooper pone voz a Rocket es un curioso mapache con enormes habilidades entre las que destaca la de hablar y poseer una puntería asombrosa. Al principio puede chocar ver a un animal digital robando parte del protagonismo del film, pero a la postre resulta el personajes mas carismático y atractivo de esta superproducción.

El último miembro del grupo es también digital y le da voz un actor tan carismático como Vin Diesel. Groot es un extraño ser formado por corteza de árbol cuyas capacidades de comunicación son bastante limitadas por no decir casi nulas. A medida que se va desarrollando la historia lo va haciendo este ser, denotando una mayor heroícidad y racionalidad en sus actos.

Un film de estas características requiere un villano a la altura, un ser con fondos oscuros capaz de poner en mil y un aprietos a los protagonistas. En esta ocasión el peso recae sobre el actor Lee Pace, que da vida al tenebroso Ronan. Capaz de desafiar al propio Thanos, sus deseos de hacerse con las gemas del infinito y convertirse así en el ser mas poderoso, van más allá de lo puramente racional.

Pero dejando atrás el apartado interpretativo, que cumplen con el cometido del guión, lo mejor del film lo encontramos en el aspecto audiovisual. Si algo tiene en abundancia Guardianes de la Galaxia, son escenas de acción cargadas de efectos especiales. Ben Davis combina su futurista fotografía con una enorme cantidad de seres de distintas formas y tamaños, ráfagas láser y multitudinarios escuadrones de naves espaciales.

Un gran cantidad de metraje de escenas de acción bien realizadas amenizadas por clásicos de los años 80. A pesar de ser Tyler Bates el creador de una composición musical llena de momentos vibrantes y que encajan bien en el film, son los temas clásicos y vocales que Peter Quill escucha en su legendario walkman, los que realmente serán recordados en la obra.

Guardianes de la Galaxia es una obra extremadamente entretenida. Si bien el guión es bastante simple y no muy original, sus personajes principales si que lo son. Solo por ver un mapache pegando tiros y disfrutar con dos horas largas de buenos efectos especiales, merece la pena dejarse el dinero en la entrada. Un film al que no debemos ir con más pretensiones que con las de disfrutar de una obra de aventuras en un entorno futuro y con personajes bastante cómicos que vivirán situaciones de diversión y surrealismo de categoría tremebunda.

jueves, 14 de agosto de 2014

Crítica de Transformers: La Era de la Extinción


Se ha convertido en un clásico de la temporada estival el estreno de la enésima producción de algún blockbuster de éxito. En esta ocasión le ha vuelto a tocar a esos vehículos de tecnología alienígena que son capaces de transformar su chasis en el esqueleto de un robot de enormes dimensiones.

Tras los hechos acontecidos en Chicago, y que pudimos ver en Transfomers: El Lado Oscuro de la Luna, las autoridades norteamericanas han decidido exiliar a los autobots de los límites terrestres. Esta lucha entre los transformers liderados por Optimus Prime y los decepticons han causado demasiadas victimas y no es ético ni moral seguir utilizando nuestro planeta como campo de batalla extraterrestre.

Pero no todo es tan sencillo, y en lugar de permitir que los autobots elijan su propio destino, un grupo del gobierno les está dando caza y exterminándolos, algo totalmente ilógico y que llevará a poner en peligro la vida de Cade y su hija Tessa.

Michael Bay se vuelve a poner tras las cámaras para traernos la cuarta entrega de una de las sagas mas prolíficas y rentables que posee la compañía Paramount. para esta ocasión, se ha tomado el final de la entrega anterior como punto de partida, siendo muchas las referencias a lo largo del film sobre esta. La historia de Ehren Kruger, guionista de todas las secuelas de la tetralogía, intenta dar un lavado de cara cambiando el papel protagonista principal. El aniñado y bastante criticado Shia LaBeouf cede el testigo, en el rol principal, a un actor mucho más experimentado y con mayor caché como es  Mark Wahlberg. El intérprete es de lo mejor de esta superproducción, muy cómodo en este tipo de situaciones cargadas de acción y adrenalina.

Junto a él encontramos a Stanley Tucci en un papel mucho mas secundario, pero no por ello menos meritorio. En su papel de villano, va despertando sentimientos confrontados a lo largo de las casi tres horas de metraje, descolocando en muchas ocasiones al espectador con su notable trabajo.

Pero no todos iban a ser buenos personajes, tomando como muestra a Shane. Jack Reynor, que interpreta al novio de Tessa nos ofrece un personaje muy plano y que cae en los tópicos. En todo momento se ve eclipsado por sus compañeros de reparto y denota una falta de carisma alarmante.

Nicola Peltz, a pesar de no hacerlo mal del todo, tampoco consigue conectar plenamente con el espectador. Si querían una adolescente con cara de ángel, seguro que había muchas mas opciones en el casting que se adaptasen mejor a ese papel, ya que nadie se cree que Tessa sea una adolescente preuniversitaria.

Dejando de lado ese gran contraste cualitativo del aspecto interpretativo, lo mejor de La Era de la Extinción son sus impresionantes escenas de acción. Cuando ya creíamos haberlo visto todo en este universo, nos llegan, al mas puro estilo de Pokemon Legendarios mecánicos, los dinobots. Transformers de otra época que toman la forma de los primitivos y destructivos habitantes del jurásico. Como ocurre con todo el catálogo de autobots y decepticons, se ha cuidado hasta el mas mínimo detalle, consiguiendo que sus aportaciones resulten realmente espectaculares.

Además, si bien el metraje de la obra con respecto a las anteriores es ligeramente superior, también es cierto que se ha aumentado el número de secuencias de acción, algo que siempre se agradece en este tipo de producciones. Sobre todo cuando tienen la firma de Bay y la fotografía de Amir Mokri, todo un experto en el cine de acción.

Steve jablonsky, un compositor que se prodiga más en el mundo de los videojuegos que en el del séptimo arte, pone melodía a una película cargada de acción y efectos especiales. Su trabajo podemos calificarlo de aceptable, teniendo en cuenta que llama mucho más la atención los efectos sonoros que la propia composición musical.

¿Era necesaria una nueva entrega de Transformers? Pues depende. Por un lado siempre es atractivo ver escenas de acción, cargadas de efectos visuales y con la notable factura de Michael Bay. Pero por otro lado, la obra vuelve a cometer los mismos errores del pasado, con un guión que no resulta redondo del todo y cayendo en los mismos diálogos empalagosos y absurdos que, lejos de romper la tensión en los momentos de mayor adrenalina, te hacen ver el film como una película pensada para un público más familiar y menos adulto.

viernes, 8 de agosto de 2014

Crítica de El Amanecer del Planeta de los Simios


Tres años han pasado ya desde que se estrenase, por el mes de septiembre, El Origen del Planeta de los Simios. Un film, que a medido que ha ido pasando el tiempo ha ido ganándose al espectador y, sobre todo, a los amantes de las obras que protagonizaba Charlon Heston, y que no veían con muy buenos ojos unas nuevas adaptaciones.

Vito el éxito a nivel de taquilla y críticas de esta primera parte, nadie pondría en duda que el proyecto de la nueva trilogía seguiría su curso natural, y en este 2014 nos llegaba la segunda entrega de la saga. El Amanecer del Planeta de los Simios, que es el título que se le ha dado, continua la historia unos años después de donde acabase su antecesora.

El milagroso fármaco contra el alzehimer, elaborado por el personaje de James Franco, trajo como consecuencia la aparición del conocido "virus de los simios". Un agente patógeno que en poco tiempo ha mermado la población mundial y ha dejado, únicamente, aislados núcleos de supervivientes que hacen lo imposible por obtener recursos.

Es en una de estas expediciones organizadas para encontrar sustento y formas de energía alternativa cuando, de forma casual, se produce un primer encuentro entre la manada de simios gobernada por Cesar y este grupo de humanos. Este fortuito hecho será el detonante que provoque el comienzo de las hostilidades entre ambas especies.

Con esta premisa comenzaba a desarrollarse el guión de Mark Bomback y Rick Jaffa. Una historia que sirve de punto y seguido de la pelkícula anterior, centrándose nuevamente en el personaje de Cesar. Haciendo homenaje a su nombre de emperador romano, este simio al que da vida de forma magistral Andy Serkis, se ha proclamado gobernador de la enorme colonia simia de las afueras de San Francisco. Sus decisiones son incuestionables, y la mayoría de cuadrumanos le procesan una lealtad ciega.

El director escogido para esta segunda parte es Matt Reeves, que asombró en su debut tras las cámaras en Monstruoso y será el encargado de traernos en 2016 la secuela y tercera entrega de la saga. Para ser su primer trabajo de elevado presupuesto, el cineasta neoyorkino consigue mantener el nivel que le legase Ruper Wyatt, en la siempre difícil tarea de conseguir que una secuela parezca menos mala que su primigénia.

Pero de todo lo malo se aprende, y el equipo de producción ha tenido a bien renovar todo el reparto de actores. Con esto se consigue que la mayoría de comparaciones se anulen, además de darle un tono mas fresco a la saga. De esta forma, el único que repite es Andy Serkis y su enorme Cesar. Es triste que la Academia apenas se acuerde de este fabuloso actor, que ha dado vida a los mejores personajes digitales que han pasado por el celuloide.

Junto al simio, el papel protagonista del bando de los humanos pasa a ser para Jason Clarke, un secundario muy prolífico en los últimos tiempos, y que aquí le han dado la oportunidad de tomar un rol principal. El actor australiano realiza su cometido a la perfección, denotando mucho oficio y madurez interpretativa.

Pero sin duda el nombre elegido para subirle caché al reparto es al del veterano Gary Oldman. El look de su personaje nos recuerda, inevitablemente, al Gordon del Batman de Nolan. Pero en esta ocasión, Dreyfus ni es tan heróico, ni tiene tanto carisma como el comisario de Gotham. El actor lleva con suficiencia el rol de un personaje que el tiempo se encargará de olvidar.

Uno de los aspectos mas a destacar de esta superproducción, es la estupenda fotografía de Michael Seresin. El guión necesitaba de un mundo más oscuro que el visto en la primera película de la saga y, como ya hiciese con Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, el director de fotografía se aleja de los colores vivos para mostrarnos una época postapocalíptica llena de sombras.

Un mundo lleno de melancolía y desesperanza acompañado, de forma muy acertada, por las composiciones musicales de Micahel Giacchino. Este compositor, que tiene una trayectoria artística al nivel de los mas grandes, debuta en la saga con un conjunto de melodías que siguen los cánones de la composición creada por Patrick Doyle para el film anterior. Pero a diferencia de este, El Amanecer del Planeta de los Simios tiene muchos más momentos de tensión, dando como consecuencia una banda sonora menos melódica pero mucho más vibrante.

A pesar de tener apreciables lagunas de guión, como el hecho inexplicable de que los simios sepan armar distintos tipos de ametralladoras y fusiles miltares, esta obra está llena de momentos épicos y de máxima adrenalina. Un film que mantiene el interés y el nivel de su predecesora, y que queda totalmente abierto a una última entrega que enlace con El Planeta de los Simios original.

domingo, 3 de agosto de 2014

Crítica de la Tumba de las Luciernagas


Actualmente si que estamos acostumbrados a que nos llegue, desde tierras niponas, films de animación de todos los géneros para un público adulto. Pero cuando se estrenó La Tumba de las Luciérnagas, a finales de la década de los ochenta, lo que acostumbraba a llegar desde oriente eran series y films más destinados a un público mucho más infantil.

Es por todo esto que el film de Isao Takahata, sorprendiese, gratamente, a gran parte del público occidental, poco acostumbrado a ver en "dibujos animados" un film de tanta carga dramática.

La historia, guionizada por el propio director, basándose en la novela de Akiyuki Noska, nos traslada hasta un Japón inmerso en plena Segunda Guerra Mundial. Los acontecimientos de Pearl Harbor supusieron la entrada de los estadounidenses en el conflicto, teniendo como consecuencia continuas represalias, en forma de bombas, sobre las apacibles poblaciones japonesas.

Es en uno de estos bombardeos, cuando Seita y Setsuko quedan huérfanos de madre. Los obuses caídos desde los aviones americanos han arrasado con todo lo que cogían a su paso, dejando al joven y su hermana sin madre, sin hogar y casi sin esperanzas de supervivencia. Este motivo provocan que tengan que instalarse en casa de una tía suya, a la que la idea de hacerse cargo de los dos menores no le agrada del todo. Este hecho, unido al excesivo infantilismo de Seita, provocan que la estancia en casa del familiar sea mas corta de lo esperado y decidan, con medios casi nulos, instalarse en otro lugar donde nadie le diga lo que tiene que hacer.

Este sería, a muy groso modo, el punto de partida de una historia muy amarga, inmersa en una burbuja de melancolía y tristeza propia de la época en la que se desarrolla. Quizás esto, fue lo que convenció al espectador para considerarla una obra maestra del género. Y es que, a pesar de tener el estilo y la animación clásica a la que estamos acostumbrados, la historia se escapaba de lo corriente.

Un dibujo de trazos suaves, con colores muy apagados y un ritmo bastante lento que danzan bajo las fabulosas notas de Michio Mayima. Su composición musical para el film es sublime, envolviendo cada secuencia con una serie de melodías, que imprimen aún más fuerza al dramatismo vivido por los protagonistas.

Esta obra, dirigida magistralmente por un director experimentado, al que encontramos en grandes clásicos como Heidi, Marco o Ana de las Tejas Verdes, es una delicia para nuestros sentidos, a pesar de tener un desenlace de esos que recordamos con pesadumbre y poco ánimo.

jueves, 31 de julio de 2014

Celebrada la Primera Bienal del Cineforum


El pasado jueves, 24 de Julio, se celebró en el Marquesado, la gala correspondiente a la primera bienal del cineforum. Así, sobre las 21:30 de la noche, comenzaban a llegar los primeros invitados a las inmediaciones de la calle San José, donde tendría lugar el acto.

A las 22 en punto se abrían las puertas del edificio que albergaría la ceremonia, y sobre cuya alfombra roja comenzarían a desfilar los protagonistas de la gala, bajo la atenta mirada de los transeúntes y la incesante lluvia de flashes de los medios de comunicación que cubrían el esperado evento.



Ataviados con sus mejores vestiduras, sobre la elegante alfombra roja pasearon protagonistas de la talla de Virginia Hepburn, Andy Medina o Nadia Thurman. Un derroche de glamour y estilo, al que no podía faltar el champagne, y que tenía su punto culmen en el photocall instalado para la ocasión. Uno tras otro fueron pasando todas las celebridades para inmortalizar el evento, minutos antes de comenzar el acto que debía dar a conocer a los grandes triunfadores de la bienal.






Eran las 23 horas cuando Luis, maestro de ceremonias, comenzaba con el discurso que abría la esperada gala, ante el nerviosismo de todos los asistentes. La primera categoría en concurso fue la correspondiente a la de presentaciones. La última noche de Boris Gruchenko se hizo con el Bolo de Oro en un ajustado enfrentamiento con la cinta de suecadas Rebobine Por Favor, y la fantástica Eduardo Manostijeras del estrambótico Tim Burton. Nadia era la primera en subir a recoger el codiciado galardón en una categoría muy abierta y competida.



El segundo premio de la noche correspondía al ciclo de musos y musas. Alicia, con un bonito y emocionante discurso, en el que iba enlazando todas y cada una de las películas del ciclo, era la encargada de presentar las tres finalistas. K-PAX, Las Horas y El nombre de la Rosa se reñían una de las categorías más esperadas de la noche. Fue la adaptación cinematográfica, de la excelente obra de Umberto Eco, la que se llevó el gato al agua. Mercedes, que fue su gran valedora, fue también la encargada de recoger un merecido Bolo Dorado, y es que el film protagonizado por Sir Sean Connery es sublime.



La introducción de Marcos, viajando con sus palabras por distinguidos paisajes, daba paso al ciclo de Ciudades. Bienvenidos al Norte, película elegida por Alicia para esta sección, le ganaba la partida a Chocolat y LaVida de los Otros. La cadista confesa aprovechó la ocasión para dedicarle el triunfo al pequeño bebé que viene en camino.



La entrada de la categoría de comedia supuso todo un espectáculo para los sorprendidos espectadores. Alejándose de los discursos anteriores, Johnny con la gracia y el arte que le caracterizan, se arrancó a bailar por tanguillos. Una efectiva introducción que animó a los presentes antes de dar a conocer la triunfadora de este ciclo. En esta ocasión, el premio fue a parar a una obra de nuestro cine patrio. La Comunidad, obra de Alex de la Iglesia, pasaba en las votaciones por encima de Un funeral de Muerte y Si la Cosa funciona, para encumbrar a Luis en lo más alto.



Las palabras de agradecimiento de Luis se encadenaban con la presentación que Javi Medina hacía para el ciclo de Vidas Cruzadas. Muchas obras compitieron, gracias a su gran nivel, por colarse entre las preseleccionadas para la votación final, pero únicamente Short Bus, Crash y Piedras tuvieron ese privilegio. El jurado decidía otorgar el Bolo de Oro a Nadia por Piedras. La hermana gemela de Uma Thurman subía por segunda vez en la noche a recoger un galardón que le permitiría, a la postre, ser la gran triunfadora de la gala.



Sin apenas tiempo para recuperar el aliento, Ana Isabel daba un emotivo discurso para llevarnos a otros mundos y presentarnos el ciclo de Ciencia Ficción. A diferencia de otras categorías, en esta ocasión las tres obras finalistas eran muy diferentes entre sí, enfrentando estilos tan contrastados como el clásico de La Fuga de Logan, la animación preciosista de WALL-E o el más puro cine experimental de Cypher. Esta última, llevada al cineforum por Virgilio, se alzó con la victoria tras una disputada votación, signo evidente de la enorme calidad que atesoraban las tres producciones.



Faltaba por entregar el último Bolo Dorado de la noche, en uno de los ciclos con mayor número de opciones. Más de 30 cortometrajes formaron el ciclo del mismo nombre, y que supuso un enorme quebradero de cabeza para el jurado encargado de premiarlo. Tras muchas cribas, The Blue Umbrella, El Calipo y Cuerdas debían enfrentarse por un único premio. La obra ganadora al mejor corto en los Goya también lo hizo en esta ocasión tras haber sido seleccionada por Johnny para competir en esta categoría. Uno de los últimos integrantes en entrar a formar parte del cineforum daba la sorpresa en una categoría con tanta competencia.



La gala finalizaría con una abundante cena en la que se debatirían los premios y se homenajearía a los afortunados vencedores. Pero antes de eso tenía lugar de la entrega de la Snitch Dorada a Mercedes, como premio extraordinario por hacer posible que el cineforum tenga una sede fija durante todo el año.


jueves, 10 de julio de 2014

Crítica de X-Men: Días del Futuro Pasado


Era cuestión de tiempo que Brian Singer volviese a la saga que le vio saltar a la fama, después de que los productores se fijasen en su Sospechoso Habituales. El crédito del director estaba casi agotado, tras defenestrar sus primeros X-MEN en una tercera entrega totalmente prescindible, y estrellarse con un Superman que decepcionó a todo el mundo.

Días del Futuro Pasado es la secuela del film que, bajo el nombre de Primera Generación, reseteaba la saga, trasladando la acción hasta el origen de los primeros mutantes. Unos nóveles Magneto y Xavier intentaban evitar que las diferencias, entre humanos y mutantes, se viese como algo natural y no un desencadenante que pudiese llevar a confrontaciones hostiles.

En esta ocasión la acción transcurre en un futuro no muy alejado del mostrado en la película La Decisión Final. El ser humano ha encontrado, bajo el nombre de Centinela, un arma al que los mutantes no pueden hacer frente. Unos androides adaptables y letales programados para eliminar todo ser con un ADN anómalo. La única posibilidad es aprovechar el poder de Kitty Pride (el Delorian de los mutantes como se la ha denominado en el mundillo), y teletransportar la conciencia de Logan al pasado, para evitar que ocurra el hecho que desencadene la puesta en marcha de la producción de estos temidos centinelas.

Con Singer encabezando el proyecto, era de esperar que ambas sagas tuviesen algunos puntos en común. Lo complicado era como conseguirlo y, por suerte para los seguidores de los mutantes, lo han realizado de una forma bastante efectiva. El guión de Simon Kingerg y la historia de Jane Goldman tienen la virtud de ir encajando a personajes de dos épocas totalmente distintas, con el único nexo en común que es el personaje de Lobezno al que, una vez más, vuelve a dar vida el polifacético Hugh Jackman.

Si observamos su interpretación, vemos como el actor australiano mantiene el mismo nivel al que nos tiene acostumbrados. Eso si, observamos una clara evolución en la personalidad del rol al que da vida, sobre todo comparándolo con las primeras entregas.

Pero Jackman no es el único que repite, ya que Singer y su equipo de casting ha conseguido reunir la mayoría de los repartos principales de ambas sagas. De esta forma conseguimos ver en un mismo metraje grandes intérpretes de tiempos pasados como pueden ser Ian Mckellen o Patrick Stewart, con otros que llevan varias décadas al alza como Halle Berry o el propio Jackman, con actores de nueva horneada como es el caso del Michael Fassbender, Jennifer Lawrence o Ellen Page.

En el caso de los actores más veteranos, era improbable que no cumpliesen, manteniendo el carisma que imprimieron a sus personajes en las primeras películas estrenadas hace ya algunos años. Algo que también ocurre con los X-Men mas clásicos, que son bastante efectivos para lo que el guión requiere de ellos.

Si tenemos que destacar, de forma positiva a algun miembro del reparto, es el de Michael Fassbender. Este intérprete alemán consigue dejar desconcertado al espectador en todo momento, gracias en parte a la "bipolaridad" de su personaje. Como ya hiciese en Primera Generación, consigue dotar a su rol de una personalidad que roba gran parte del interés del film.

James McAvoy tampoco se queda corto, regalándonos una visión del profesor Xavier a la que no estamos acostumbrados. Un personaje falto de toda fe y casi acabado, que el actor escocés pone en escena de forma sobresaliente.

Como toda buena película del género, el aspecto artístico si no se asienta sobre unos buenos efectos especiales y una imagen que potencie la acción, sirve de poco  o nada. En esta ocasión el encargado de fotografía es, como ocurriese en otras producciones de Singer, Newton Thomas Sigel. El cineasta combina los cambios de tonalidades en las dos épocas donde se desarrolla la acción, mostrándonos un presente sombrío vagamente iluminado por los poderes de algunos de los mutantes, con unos años 70 mucho mas coloridos y esperanzadores.

Todo esto acompañado por la sinfonía de John Ottman, otro de los habituales de Singer. Como ya hiciese en las primeras entregas de estos asombrosos mutantes, en las que también se encargó de ponerle música, vuelve a recurrir a la fórmula de combinar acordes de mucha tensión que se ajustan, como un reloj suizo, a las espectaculares escenas de acción. Una buena composición musical que no desentona con el signo general de la obra.

X-Men Días del Futuro Pasado es, a pesar de las críticas por no ajustarse de forma fidedigna al cómic del que procede, la excusa perfecta para volver a disfrutar de una buena película de acción ambientada en viñetas. Una superproducción llevada a buen ritmo, que no se hace pesada, y con gran cantidad de momentos vibrantes repletos de adrenalina. Un blockbuster veraniego que merece la pena ser disfrutado en una gran pantalla.

martes, 24 de junio de 2014

Crítica de Al filo del Mañana


¿Qué ocurriría si agitásemos en una cocktelera dos films tan dispares como Atrapado en el Tiempo y Starship Troopers? En un principio si nos cuentan que puede salir algo coherente, la reacción mínima que podemos tener es soltar una carcajada.

Al filo del Mañana es el claro ejemplo que no siempre lo ilógico tiene que ser un desastre. Esta obra, guionizada por Christopher McQuarrie, que ya coincidió con Cruise en Valkiria y Jack Reacher, nos traslada hasta un futuro no demasiado alejado en el tiempo. En él, la Tierra está siendo atacada por una raza extraterrestre a la que únicamente se le puede contener, de forma no muy efectiva, con la ayuda de exoesqueletos de combate. Un moderno sistema de defensa que ha conseguido llevar a los ejércitos unidos a su primera victoria. Un heroico hecho que será la antesala de la gran batalla que ha de librarse en tierras francesas.

Con esta premisa comienza la película dirigida por Doug Liman, un director que poco a poco se va encasillando dentro del género de acción, en el que se mueve como pez en el agua. La historia, que en sus comienzos parece ser la típica de villano convertido en héroe, nos sorprende desde los momentos iniciales con una serie de situaciones que parecen escaparse de toda lógica. Cage, que es el personaje al que da vida Tom Cruise, se ve envuelto en un bucle temporal del que parece no poder escapar.

El actor neoyorkino desde que protagonizase Minority Report, a las órdenes de Spielberg, parece haberle cogido gusto al género de la Ciencia Ficción. Tras la poco reconocida Oblivion, se enfunda en un exoesqueleto para meterse en el rol principal de un personaje que parece sacado de un videojuego al estilo Gears of War. Como suele ser habitual en el intérprete, desarrolla su cometido de forma sobresaliente, ofreciendo lo que la historia requiere, sin caer en excesos.

Junto a él encontramos a la atractiva Emily Blunt. Rita, como se llama su personaje, en una primera impresión nos puede parecer muy poco femenino, cubriéndose de una coraza muy propia de la teniente O´Neil. La actriz realiza su trabajo con suficiencia, no siendo un papel memorable pero que funciona a lo largo de las casi dos horas de metraje.

Bill Paxton es el tercero en discordia de los nombre de caché del film. Enfundado en los galones del Sargento Farell será la primera piedra en el camino de Cage. Tampoco podemos decir mucho de una interpretación demasiado escueta para un actor de su talla.

Dejando de lado las interpretaciones lo realmente atractivo de la obra, además de su guión, es lo espectacular de sus imágenes. Una fotografía a cargo de Dion Beebe, ganador de un Oscar por Memorias de una Geisha, que destaca por usar tonos muy fríos, muy acorde con el distopico futuro que se avecina. La escena del desembarco, llena de caos y desconcierto, es de los mejores momentos de la película... sobre todo la primera vez que la vemos.

Todo esto acompañado por las partituras de Christopher Beck, un compositor con un amplio número de obras a sus espaldas, con una carrera muy prolífica en el género de la comedia. En esta ocasión sus melodías se ensamblan perfectamente a la acción, con movimientos a los que no le faltan fuerza cuando la situación lo requiere.

Al filo del Mañana es producto de un refrito de distintos elementos del género de la ciencias ficción. Solo hay que ver el diseño de los invasores, que tienen una clara inspiración de los centinelas de Matrix. Pero, por suerte para los amantes del género, tiene la virtud de haber conseguido mezclar todo ello de forma efectiva y original. Una película que destaca por ofrecernos algo distinto a lo que es tipo de obras nos muestra en los últimos tiempos, siendo un soplo de aire fresco para un espectador cada vez más difícil de sorprender.
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