Y es que desde que se inició el proyecto, hace un par de años, el hipe creado entre los seguidores de las franquicias de DC Comics era, directamente proporcional, a la poca confianza despertada tras el "fiasco" de The Man of Steel. A esto se le unió la aparición del nombre de Ben Affleck, un actor cuyas dotes interpretativas siempre están en duda, sobre el que podía caer la losa del magnífico trabajo de Christian Bale en el Batman de Nolan.
Tras dos trailers, algunos teasers y un exceso de misticismo por parte de la productora, el miércoles Santo se presentó ante nosotros lo que, a priori, era uno de los estrenos más esperados del año.
El film toma como punto de partida, el enfrentamiento final entre Superman y el general Zod de El Hombre de Acero. Pero en esta ocasión lo vemos desde el punto de vista de Bruce Wayne, que contempla horrorizado como, junto a otros edificios de Metropolis, cae el enorme gigante de hormigón y cristales donde esta ubicada una de las sedes de su compañía. Este es el origen del enfrentamiento, entre Batman y Superman, ya que el "murciélago" ve al kriptoniando como una amenaza más que como un salvador.
Zack Snyder volvió a contar con la confianza de los directivos de Warner, a pesar de las duras críticas recibidas en su anterior contacto con la franquicia. Con guión de Chris Terrior y David S. Goyer, el director estadounidense vuelve a repetir los mismos defectos y virtudes mostrados en su precuela.
Recurre, como ya ocurriese, de forma exagerada, al uso de recuerdos para contarnos, otra vez, la traumática infancia de Bruce Wyne. Pero, lejos de quedarse aquí, recurre a lo onírico para enfatizar aún más en sus mayores temores y, como novedad, nos deja una serie de sueños premoritorios que tendrán su importancia, tanto en el devenir de la historia, como en futuras secuelas.
Tanto viaje temporal y "astral" hacen que el montaje no sea el más acertado, careciendo en muchas ocasiones de sentido y siendo uno de los culpables del exceso metraje de la película. Dos horas y media de un continuo sube y baja de ritmos, repartidos entre escenas de acción, sueños oníricos y recuerdos de un pasado conocido por todos.
Uno de los puntos mas discordantes, desde que se inició el casting para el film, era la inclusión de Ben Affleck en el papel de Bruce Wyne. Este hecho, desató una enorme oleada de críticas, ya que la reputación interpretativa del actor no es muy valorada. Una vez vista la película, podemos afirmar que el californiano da un nuevo aspecto al superhéroe de Gotham. Una visión más madura y frágil del encapuchado, como no estábamos acostumbrados a ver.
Junto a él, lo mas llamativo del film es la aparición de Gal Gadot como la estelar Diana Prince. A pesar de la gran cantidad de críticas que despertó, debido a que para muchos no daba el perfil físico de la superheroina, lo cierto es que ha conseguido callar muchas bocas.
La actriz dota de fuerza y carisma a un personaje, que si bien no aparece mucho en pantalla, capta toda la atención del espectador cada vez que lo hace. Con ella vivimos algunos de los mejores momentos del film, y nos deja con las ganas de verla en una obra única y exclusiva de Wonder Woman.
De Henry Cavill poco más podemos decir, que ya no constatásemos en The Man os Steel. Si bien es cierto que cumple con las exigencias del guión, a muchos nos ocurre que no terminamos de ver al intérprete de Jersey como ese gran Superman que seguimos esperando.
El último en entrar en la ecuación es Jesse Eisenbe en el papel del "desquiciado" Lex Luthor. El heredero de uno de los mayores imperios de Metropolis está, en esta nueva adaptación, demasiado pasado de vueltas, recordando más a cierto villano de tez blanquecina y sonrisa diabólica. Y es que la interpretación del neoyorkino se diluye entre tantas excentricidades, hasta tal punto, que el influjo de la sobreactuación se apodera del espectador.
El responsable de la fotografía del film es Larry Fong, que vuelve bajo el mando de Snyder tras Sucker Punch. Como ya ocurriese en los films anteriores en los que ambos trabajaron codo con codo, la oscuridad es la nota dominante en la mayoría de fotogramas de la superproducción. Y es que la tenebrosa Gotham, en este apartado, le ha ganado la partida a la brillante y cosmopolita Metrópolis.
El que también vuelve a repetir, como compositor de lujo, es Hans Zimmer. El músico nos tiene acostumbrados a épicas y magistrales bandas sonoras, cosa que vuelve a repetir en este Amanecer de la Justicia. Pero en esta ocasión, no solo se ha limitado a las partituras más sinfónica, ayudándose del talento de Junkie XL para ofrecernos una composición aún más vibrante y heroica.
En este tipo de estrenos de elevado presupuesto, son los efectos visuales unos de los aspectos donde se va la mayor parte del presupuesto, salvando el muchas ocasiones las carencias del guión. En Batman vs.Superman suponer que la bacanal de puñetazos, explosiones y persecuciones iba a disimular un guión bastante flojo sería casi un milagro, pero es cierto que, por lo menos, colabora con los espectadores para no aburrirse. Las escenas de acción son bastante potentes, teniendo su punto culmen en el enfrentamiento entre los dos personajes que dan nombre al film.
Diremos que esta precuela de la futura Liga de la Justicia, destaca más por los enormes errores de montaje, que por el épico enfrentamiento entre el kriptoniano y el Caballero Oscuro. Desaciertos que son más notables en la primera parte del film, mejorando a medida que las escenas de acción van "in crescendo" en la última hora de película. Unas secuencias, que a diferencia con The Man of Steel, no muestran tanta destrucción y victimas humanas, aspecto que fue muy criticado en su día y que han querido subsanar en esta ocasión.
En resumen, no podemos tachar el film de horror visual, pero tras tanto retraso y hipe creado, lo ofrecido a los espectadores deja mucho que desear. Tanto a Superman como al "enemigo" final (al que no nombro para evitar spoilers) les falta carisma, algo fundamental para el género. Esperemos que "La Liga de la Justicia" nazca con más aciertos, porque pocas son las esperanzas que los fans de DC albergan tras sendas decepciones.
Zack Snyder volvió a contar con la confianza de los directivos de Warner, a pesar de las duras críticas recibidas en su anterior contacto con la franquicia. Con guión de Chris Terrior y David S. Goyer, el director estadounidense vuelve a repetir los mismos defectos y virtudes mostrados en su precuela.
Recurre, como ya ocurriese, de forma exagerada, al uso de recuerdos para contarnos, otra vez, la traumática infancia de Bruce Wyne. Pero, lejos de quedarse aquí, recurre a lo onírico para enfatizar aún más en sus mayores temores y, como novedad, nos deja una serie de sueños premoritorios que tendrán su importancia, tanto en el devenir de la historia, como en futuras secuelas.
Tanto viaje temporal y "astral" hacen que el montaje no sea el más acertado, careciendo en muchas ocasiones de sentido y siendo uno de los culpables del exceso metraje de la película. Dos horas y media de un continuo sube y baja de ritmos, repartidos entre escenas de acción, sueños oníricos y recuerdos de un pasado conocido por todos.
Uno de los puntos mas discordantes, desde que se inició el casting para el film, era la inclusión de Ben Affleck en el papel de Bruce Wyne. Este hecho, desató una enorme oleada de críticas, ya que la reputación interpretativa del actor no es muy valorada. Una vez vista la película, podemos afirmar que el californiano da un nuevo aspecto al superhéroe de Gotham. Una visión más madura y frágil del encapuchado, como no estábamos acostumbrados a ver.
Junto a él, lo mas llamativo del film es la aparición de Gal Gadot como la estelar Diana Prince. A pesar de la gran cantidad de críticas que despertó, debido a que para muchos no daba el perfil físico de la superheroina, lo cierto es que ha conseguido callar muchas bocas.
La actriz dota de fuerza y carisma a un personaje, que si bien no aparece mucho en pantalla, capta toda la atención del espectador cada vez que lo hace. Con ella vivimos algunos de los mejores momentos del film, y nos deja con las ganas de verla en una obra única y exclusiva de Wonder Woman.
De Henry Cavill poco más podemos decir, que ya no constatásemos en The Man os Steel. Si bien es cierto que cumple con las exigencias del guión, a muchos nos ocurre que no terminamos de ver al intérprete de Jersey como ese gran Superman que seguimos esperando.
El último en entrar en la ecuación es Jesse Eisenbe en el papel del "desquiciado" Lex Luthor. El heredero de uno de los mayores imperios de Metropolis está, en esta nueva adaptación, demasiado pasado de vueltas, recordando más a cierto villano de tez blanquecina y sonrisa diabólica. Y es que la interpretación del neoyorkino se diluye entre tantas excentricidades, hasta tal punto, que el influjo de la sobreactuación se apodera del espectador.
El responsable de la fotografía del film es Larry Fong, que vuelve bajo el mando de Snyder tras Sucker Punch. Como ya ocurriese en los films anteriores en los que ambos trabajaron codo con codo, la oscuridad es la nota dominante en la mayoría de fotogramas de la superproducción. Y es que la tenebrosa Gotham, en este apartado, le ha ganado la partida a la brillante y cosmopolita Metrópolis.
El que también vuelve a repetir, como compositor de lujo, es Hans Zimmer. El músico nos tiene acostumbrados a épicas y magistrales bandas sonoras, cosa que vuelve a repetir en este Amanecer de la Justicia. Pero en esta ocasión, no solo se ha limitado a las partituras más sinfónica, ayudándose del talento de Junkie XL para ofrecernos una composición aún más vibrante y heroica.
En este tipo de estrenos de elevado presupuesto, son los efectos visuales unos de los aspectos donde se va la mayor parte del presupuesto, salvando el muchas ocasiones las carencias del guión. En Batman vs.Superman suponer que la bacanal de puñetazos, explosiones y persecuciones iba a disimular un guión bastante flojo sería casi un milagro, pero es cierto que, por lo menos, colabora con los espectadores para no aburrirse. Las escenas de acción son bastante potentes, teniendo su punto culmen en el enfrentamiento entre los dos personajes que dan nombre al film.
Diremos que esta precuela de la futura Liga de la Justicia, destaca más por los enormes errores de montaje, que por el épico enfrentamiento entre el kriptoniano y el Caballero Oscuro. Desaciertos que son más notables en la primera parte del film, mejorando a medida que las escenas de acción van "in crescendo" en la última hora de película. Unas secuencias, que a diferencia con The Man of Steel, no muestran tanta destrucción y victimas humanas, aspecto que fue muy criticado en su día y que han querido subsanar en esta ocasión.
En resumen, no podemos tachar el film de horror visual, pero tras tanto retraso y hipe creado, lo ofrecido a los espectadores deja mucho que desear. Tanto a Superman como al "enemigo" final (al que no nombro para evitar spoilers) les falta carisma, algo fundamental para el género. Esperemos que "La Liga de la Justicia" nazca con más aciertos, porque pocas son las esperanzas que los fans de DC albergan tras sendas decepciones.
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