miércoles, 7 de noviembre de 2012

Crítica de War Horse


Desde el estreno de Munich en el año 2005, Steven Spielberg había destacado más por su faceta de productor que por los films que había dirigido. Películas como el remake de La Guerra de los Mundos o la última entrega de las aventuras de Indiana Jones, no había alcanzado las expectativas levantadas y aunque la taquilla no funcionó mal del todo, las críticas negativas cayeron como una pesada losa sobre el director.

El Rey Midas de Hollywood nos tenía acostumbrados a un cine mas épico, muy cargado de efectos especiales pero con situaciones que conseguían conectar con el espectador. En War Horse vuelve a esta fórmula que tan buenos resultados le ha dado, con una historia llena de emotividad y, algo que es muy importante para la taquilla, para toda la familia. Eso lo apreciamos en el hecho de que a pesar de haber numerosas escenas de batalla, con gran cantidad de bajas, han sido tratadas de forma que no aparece ni una sola gota de sangre. Un detalle que puede pasar inadvertido, pero que ha sido fundamental para su calificación moral.

Esta producción, de 66 millones de dolares de presupuesto, nos narra la historia de Joey un caballo de tiro que es comprado por un anciano campesino en una disputa con el hombre mas rico de la aldea. Las características del equino no lo hacían apto para las labores de labranza, pero el testarudo hombre invirtió en él todo el dinero que tenía para comprar animales mas adecuados. Este es el punto de partida de esta historia que tiene como principal protagonista al corcel, que viajará por parte de Inglaterra y media Francia ocupada durante el conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial.

En un principio puede parecer que el guión de Lee Hall y Richard Curtis va a carecer de ese atractivo que han tenido otras obras del mismo estilo. Y es que historias de un caballos ya la hemos visto en muchas ocasiones en films como Belleza Negra o El Corcel Negro, por lo que nos puede surgir la duda de si nos vamos a encontrar algo original. Pero si algo tienen los films del director de Ohio es que no se parecen a nada que hayamos visto anteriormente. Consigue dotar de carisma al equino, dándole ese punto de "humanidad" que le hace ganarse el favor del público. Además los personajes que van cruzándose en su camino, lo van llevando en volandas por el sendero de la épica, hasta llevarlo a un final conmovedor y bastante bien rematado.

Entre todos ellos destaca el joven Jeremy Irvine, que debuta en la gran pantalla tras dar el salto desde la televisión. El personaje de Albert, a pesar de no ser un protagonista propiamente dicho, tiene el handicap que parte de la historia recae sobre él, hecho que afronta perfectamente, con mucha profesionalidad para ser su primer papel de renombre.

Junto a el encontramos a Peter Mullan, un secundario bastante habitual en las producciones del otro lado del charco, y que pudimos ver en obras como la saga Harry Potter o Braveheart. Su papel como padre de Albert lo realiza a la perfección, consiguiendo despertar tanto pena como odio. Una corta pero meritoria actuación.

Es quizás el nombre de Emily Watson el más conocido del reparto, en su rol de madre de Albert. Su actuación es bastante discreta, pero también es cierto que el guión le tenía deparado un papel demasiado secundario. A pesar de ello demuestra las tablas que tiene esta fantástica actriz. Celine Buckens, Niels Arestrup o David Thewlis son algunos de los otros nombres que completan el reparto y que se irán cruzando con el corcel en su travesía por los campos de batalla.

Pero si algo destaca en este film es su fotografía. Janusz Kaminski  es el director de fotografía de los films de Spielberg desde La Lista de Schiendler, película que le hizo alzarse con su primer premio de la Academia. En War Horse nos delata con unos magníficos paisajes de la campiña inglesa de principios del siglo veinte. Una época bastante oscura marcada por el primer gran conflicto bélico de la época contemporánea, y que plasma a la perfección en todas y cada una de las imágenes. A medida que se van desarrollando las mas de dos horas que dura el film, la acción se traslada hasta Francia con unas impresionantes vistas del país vecino. Llama la atención las cuidadas escenas en el interior de las trincheras, que puede servir como ejemplo de la magia que el polaco puede ofrecer al espectador.

Todo ello acompañado por la música de uno de los grandes. Como viene siendo habitual desde Tiburón, John Williams le pone melodía  a la mayoría de las producciones de Steven, hecho que que ha permitido ganar numerosos galardones y ofrecer muchas de sus mejores composiciones. En esta ocasión deleita nuestros oídos con unas partituras bastante melódicas, muy acordes con el sentimiento de depresión que azotaba Europa en ese tiempo, pero sin dejar de lado el vibrante tema central que, en forma de metáfora, se asimila al sentimiento de esperanza al que se aferran los protagonistas del film. Una nueva composición por la que Williams fue nominado a los premios de la Academia, y que se puede disfrutar tanto con imágenes como sin ellas.

Una película para toda la familia que vamos a disfrutar independientemente de la edad que tengamos, y que demuestra que de una historia con poco interés se puede obtener una gran obra. Todo ello gracias a esa capacidad que tiene Steven Spielberg para asombrarnos y hacernos meternos de lleno en sus creaciones.



1 comentario:

  1. La verdad desde que la vi no me llamó mucho la atención pues es un filme que a simple vista no logra cautivar sin embargo es muy atractivo cuando los ves. Tuve la oportunidad de verlo en películas online y de verdad me ha encantado se las recomiendo muchísimo.

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