Cuatro años después de Piratas del Caribe, En el Fin del Mundo nos llegaba esta cuarta entrega de lo que, a priori, era una trilogía. Pero este producto creado por Jerry Bruckheimer, tomando como idea original una de las atracciones más espectaculares de los parques temáticos Disney, ha encontrado en esta saga la gallina de los huevos de oro.
Pero no hay que ser un entendido del séptimo arte para darse cuenta que la calidad de las secuelas iban tomando un camino descendente y, a pesar de intentar darle a esta nueva entrega aires renovados, esta no iba a ser una excepción.
Para esta nueva entrega, la trama de los tres primeros films han dado paso a una nueva, donde el Capitán Jack Sparrow está inmerso en la búsqueda de la Fuente de la Juventud. Tanto el Holandes Errante como algunos de los personajes principales como eran William Turner (Orlando Bloom) o Elisabeth Swann (Keira Knightley) han desaparecido en la profundidad de los mares del reparto para dejar paso a una nueva remesa de personajes como Angelica (Penélope Cruz) o el Capitán Barbanegra (Ian McShane).
La historia, escrita por Ted Elliot y Terry Rossio (autores de los guiones de toda la saga), introduce nuevas ideas propias de la cultura de los piratas, como la inclusión de las legendarias sirenas. Si bien esto puede resultar bastante atractivo, se estrella gracias a convertir en estas bellas criaturas marinas en una mezcla entre un hombre bala y el mítico superhéroe de comic spiderman. La mitología dice que las sirenas anulaban la voluntad de los marineros con sus cantos, pero no comentaba nada de que se transformaran en vampiros acuáticos con telas de araña y el poder de dar supersaltos y hundir galeones. Y es que las tendencias juveniles de la saga Crepúsculo han hecho mas daño al mundo del cine de lo que creíamos.
Pero las partes absurdas del film no se reducen a esto ya que, atentando contra nuestro orgullo patrio, se han incluido a los españoles en la búsqueda de la fuente de la vida eterna. La cosa prometía con una primera escena en la que aparecía una extraña ciudad de Cádiz desde la que debía partir un Oscar Jaenada que, por lo visto en la serie Piratas, le ha cogido gusto a este tipo de aventuras. De aquí una trepidante carrera por llegar a la fuente de la juventud para, increíblemente, hacer todo lo contrario a lo que se supone que el resto de la humanidad desearía hacer con dicha oportunidad.
Pero todo no iba a ser malo en esta película que, como virtud, podemos destacar que sigue envolviendo al espectador con la atmósfera de misterio y aventuras que apareciese con la exitosa "La Maldición de la Perla Negra". El Capitán Jack Sparrow sigue siendo el gran pilar sobre el que se asienta esta superpoducción, adquiriendo aun un papel mas principal que en las anteriores entregas, regalándonos los mejores momentos del film.
Junto a el, una Penélope Cruz que antes de ver el film me despertaba bastantes dudas. Una vez vista la obra, puedo decir que me he llevado una grata impresión con la actriz española, con una actuación bastante aceptable y muy acorde con lo que se buscaba en su personaje. Cada vez se va integrando mejor la actriz madrileña en el mundo de las producciones hollywoodenses.
Añadimos a la lista de aciertos la inclusión de un personaje como el Capitán Barbanegra en el rol del pirata sin escrúpulos y mentiroso, ahogado de poder y capaz de cualquier cosa para conseguir aumentar su leyenda.
Otro de los cambios, con respecto a las entregas anteriores, es el del director. Si desde La perla negra era Gore Verbinski quien se ponía tras las cámaras, en esta ocasión ha dejado el testigo a Rob Marshall, un especialista en musicales que realiza un cambio de registro total. Es bastante notable la influencia de las obras anteriores, ya que poco innova en la forma de rodaje, limitándose a seguir los patrones impuestos por Verbinski.
Los que si vuelven a repetir son tanto Dariusz Wolski como Hans Zimmer. El encargado de fotografía vuelve a envolvernos con una atmósfera caribeña y llena de misterio, alternando enigmáticas costas sombrías con playas paradisíacas y selvas tropicales, sello propio de la saga. Por su parte Zimmer retoma los temas principales de la saga, añadiéndole algunos retoques y nuevos movimientos pero que siguen manteniendo el nivel con el que Klaus Badelt nos impresionó en la primera de las entregas.
Un film entretenido pero sin llegar a más, donde la historia se nos vuelve a dejar abierta para una futura quinta entrega de una de las sagas cinematográficas mas rentables que ha dado Hollywood y la factoría Disney en la última década.
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