Los viajes en el tiempo han sido un gran reclamo entre el público aficionado al género. Regreso al futuro, El tiempo en sus manos o La máquina del tiempo son algunos ejemplos de películas, que han centrado sus guiones en estos utópicos desplazamientos, y que fueron auténticos éxitos de taquilla. En Looper volvemos a recuperar este concepto que será aplicado en una doble realidad paralela, que es donde se desarrolla el guión.
Las primeras imágenes del film te invitan al desconcierto, pero a su vez consiguen implicarte desde un principio con la historia. Una potente primera escena, envuelta con una narración en off que te plantea el porqué de esa situación y te introduce en el extraño mundo de los loopers. Sicarios del presente que se encargan de eliminar las personas que las mafias les mandan del futuro. Sin rostro, sin nombres y sin preguntas es un trabajo excesivamente sencillo y una forma cómoda de hacer montañas de plata.
Este es el planteamiento inicial que nos hace el original guión de Rian Johnson, exponiéndonos un presente que se sitúa a mitad del siglo XXI, en una sociedad dividida en dos clases. La diferencia entre ciudadanos y vagabundos es enorme, sirviendo estos segundos en muchas ocasiones como blancos humanos a manos de los primeros. Un hecho que acentúa un instinto de violencia que ha ido creciendo en el hombre con los años y que ha motivado que nadie salga a la calle sin un arma.
Los filtros utilizados por el propio Johnson nos muestran un futuro decadente, con poco brillo, como las antiguas instantáneas de cuando éramos pequeños. Steve Yedlin, director de fotografía, realiza un estupendo trabajo para trasladarnos hasta un próximo presente que no invita a conocer, y que expone la falta de humanidad de una sociedad en pleno retroceso. Robos y homicidios están a la orden del día, algo que contrasta con la situación 44 años mas tardes, donde los actos de violencia son fuertemente castigados, y deben recurrir a los prohibidos viajes temporales para ajustar cuentas.
Este sería el planteamiento que nos conduce hasta una sucesión de hechos que llevaran a Joe, interpretado por Joseph Gordon-Levitt, a iniciar una frenética huida de su presente y su pasado. El actor californiano, al que ya pudimos ver como el nuevo Robin en la última entrega de Batman, realiza un notable papel en su rol de sicario. La mayor parte del film recae sobre su personaje, hecho que solventa con mucha suficiencia, evitando en caer la sobreactuación y ofreciendo a cámara lo que el guión realmente reclamaba.
Junto a él, el gran reclamo de la producción. Bruce Willis, siempre una garantía, saca lo mejor de si mismo para interpretar al Joe del futuro. Su rol toma la arrogancia de John MaClane en la época de Los Sutitutos y con la misión del T-1000. Una mezcla que, aunque pueda parecer extraña, funciona bastante bien, dando como resultado un personaje con bastante fuerza y que es protagonista en la mayoría de escenas de acción del film.
Acompañándolos una no muy conocida Emily Blunt, a la que ya vimos junto a Matt Damon en Destino Oculto. En sus apariciones, que no son demasiadas, da el toque romántico a la obra, a pesar de intentar mostrar un carácter duro y aguerrido. Es lo que el guión pedía y con lo que la actriz cumple.
El otro gran nombre del reparto lo pone el polifacético y veterano Jeff Daniels. El actor se caracteriza en esta ocasión como Abe, el hombre enviado del futuro para reclutar a los loopers y mantenerlos a raya. Su papel de villano sin escrúpulos lo hemos visto ya demasiadas veces en el cine, y nos deja la impresión que podría haber dado un poco más de juego en las casi dos horas que dura la película.
Viendo los 30 millones de dolares invertidos, que no es mucho, y las impresiones generalizadas, podemos afirmar que esta película no deja indiferente a la mayoría de los espectadores. Comparada en múltiples ocasiones con 12 monos, exceptuando el tema de los viajes temporales y la coincidencia de Bruce Willis en ambas, poco o nada tiene que ver esta Looper y la creación del extravagante Terry Gilliam. Estamos ante una obra con un guión inteligente, con varias vueltas de tuerca y un final de esos que te hacen recapacitar. Una buena película de ciencia ficción que ha rebajado sus pretensiones visuales en beneficio del argumento y las dotes interpretativas de sus actores. Una producción llamada a formar parte de las denominadas "de culto" que es una gran carta de presentación para su novel director, Rian Johnson.
Este sería el planteamiento que nos conduce hasta una sucesión de hechos que llevaran a Joe, interpretado por Joseph Gordon-Levitt, a iniciar una frenética huida de su presente y su pasado. El actor californiano, al que ya pudimos ver como el nuevo Robin en la última entrega de Batman, realiza un notable papel en su rol de sicario. La mayor parte del film recae sobre su personaje, hecho que solventa con mucha suficiencia, evitando en caer la sobreactuación y ofreciendo a cámara lo que el guión realmente reclamaba.
Junto a él, el gran reclamo de la producción. Bruce Willis, siempre una garantía, saca lo mejor de si mismo para interpretar al Joe del futuro. Su rol toma la arrogancia de John MaClane en la época de Los Sutitutos y con la misión del T-1000. Una mezcla que, aunque pueda parecer extraña, funciona bastante bien, dando como resultado un personaje con bastante fuerza y que es protagonista en la mayoría de escenas de acción del film.
Acompañándolos una no muy conocida Emily Blunt, a la que ya vimos junto a Matt Damon en Destino Oculto. En sus apariciones, que no son demasiadas, da el toque romántico a la obra, a pesar de intentar mostrar un carácter duro y aguerrido. Es lo que el guión pedía y con lo que la actriz cumple.
El otro gran nombre del reparto lo pone el polifacético y veterano Jeff Daniels. El actor se caracteriza en esta ocasión como Abe, el hombre enviado del futuro para reclutar a los loopers y mantenerlos a raya. Su papel de villano sin escrúpulos lo hemos visto ya demasiadas veces en el cine, y nos deja la impresión que podría haber dado un poco más de juego en las casi dos horas que dura la película.
Viendo los 30 millones de dolares invertidos, que no es mucho, y las impresiones generalizadas, podemos afirmar que esta película no deja indiferente a la mayoría de los espectadores. Comparada en múltiples ocasiones con 12 monos, exceptuando el tema de los viajes temporales y la coincidencia de Bruce Willis en ambas, poco o nada tiene que ver esta Looper y la creación del extravagante Terry Gilliam. Estamos ante una obra con un guión inteligente, con varias vueltas de tuerca y un final de esos que te hacen recapacitar. Una buena película de ciencia ficción que ha rebajado sus pretensiones visuales en beneficio del argumento y las dotes interpretativas de sus actores. Una producción llamada a formar parte de las denominadas "de culto" que es una gran carta de presentación para su novel director, Rian Johnson.