viernes, 18 de diciembre de 2015

Crítica de Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza


Cuando no hace mucho, George Lucas, le vendió la franquicia Lucasfilm a la todopoderosa Disney, muchos se echaron las manos a la cabeza. La idea de un universo Star Wars endulzado, con un tono más familiar y cómico, hervía la sangre de los más adeptos de la idea original. Aunque, si vemos lo que Lucas hizo, sobre todo en los episodios I y II, nada de lo que saliese del gigante del celuloide iba a empeorar la franquicia.

Desde la firma del documento de venta, muchos fueron los rumores acerca de una secuela de El Retorno del Jedi. Nombres de guionistas, actores y directores salían a la palestra cada dos por tres, victimas del enorme hipe que despierta esta saga. El debate de universo expandido si o reset de lo editado hasta ahora, estaba en boca de todos los fans mientras el proyecto, lleno de secretismo e interrogantes, iba tomando forma.

Tras muchos meses de rodaje y postproducción, dos trailers y numerosas cábalas en foros y redes sociales, el 18 de diciembre estaba marcado en rojo en el calendario, de los numerosos seguidores del enfrentamiento entre el imperio y los rebeldes.

Los meses dieron lugares a días y los días a horas hasta las ansiadas 00:00 horas de la señalada fecha, en la que los mas madrugadores en comprar las entradas, tuvimos la suerte de contemplar el espectáculo que se nos negó, cuando nos tomaron el pelo con La Amenaza Fantasma.

El famoso logotipo de Lucasfilm, que Disney a tenido a bien no eliminar, daba paso a la cortina de títulos más famosa del cine. Las míticas palabras en amarillo desfilando sobre la inmensidad del espacio, con la genial música del maestro Williams, nos cuentan como Luke Skywalker, el ultimo Jedi conocido de la galaxia, ha desaparecido sin dejar rastro mientras el imperio, ahora bajo la bandera de la Primera Orden, se recompone para proseguir el camino que inició el emperador Palpatine.

Este, a groso modo, es el punto de partida de una historia que, si bien nos puede recordar parte del guión de Una Nueva Esperanza, tiene también muchos puntos en los que difiere totalmente. Las primeras opiniones han sido bastante críticas con este punto, ya que reprochan al guionista Lawrence Kasdan y al director J.J.Abrams haber utilizado la misma fórmula que en el episodio IV.

Es cierto que hay un androide con información valiosa, que ha de entregar a alguien, mientras es perseguido por un tercero, Pero El Despertar de la Fuerza es más que eso. Acción y aventuras van reñidas de la mano en más de dos horas cargadas de adrenalina, sorpresas y muchos guiños a las películas clásicas.

Y es que si alguien sabe sacar partido a historias galácticas, ese es J.J.Abrams. Lo que hizo con Star Trek no es pura casualidad, y una vez más demuestra que si hay naves espaciales y razas alienígenas de por medio, él es el hombre.

Las escenas de acción son realmente impresionantes, donde por primera vez en las entregas mas modernas de la saga, el croma no se encarga de estropear las secuencias con mayor carga visual. Los enfrentamientos entre los X-Wing y los Tie Fighters te dejan alucinado, siendo protagonistas de los momentos mas épicos de esta superproducción,

Uno de los instantes más vitoreados por el público es la primera aparición del legendario Halcón Milenario, protagonista de maniobras acrobáticas e imposibles. Una nave vieja pero no obsoleta, que sirve como punto de reencuentro con dos de los personajes más míticos de la saga: EL general Solo y su inseparable compañero peludo Chewbacca.

Harrison Ford, que ya no tiene ese porte chulesco que encandilaba a las jovencitas de principio de los ochenta, ha sabido madurar su personaje sin perder esa chispa que le convirtió en el contrabandista más buscado de toda la galaxia. Sigue manteniendo, además, la misma complicidad con un Chew que parece aún más grande que en sus predecesoras.

La princesa Leia, ahora convertida en General de la Rebelión, es otro de los rostros por los que si se ha cebado el paso del tiempo. Carrie Fisher ha perdido gran parte de la frescura y vitalidad que llenaba la pantalla en la trilogía clásica, ofreciéndonos un personaje gris y apagado.

Pero no todo iban a a ser arrugas y recuerdos, por lo que se optó por dar el verdadero protagonismo de la nueva trilogía a caras poco conocidas pero muy talentosas.

El primero en aparecer y ganarnos a todos es BB-8, el pequeño androide de forma esférica que es una fusión entre R2-D2 y la personalidad del robot franquicia de Disney, Wall-E. Es increíble lo que consigue transmitir únicamente combinando sonidos, luces y los movimientos de la media esfera que tiene por cabeza.

Junto a él, y como compañera inseparable en la mayor parte del metraje, encontramos a la actriz Daisy Ridley. Rey, que es el nombre del personaje al que interpreta, es una chatarrera que sobrevive en un desértico planeta cuyo encuentro, con el androide, va a cambiar totalmente su desalentador futuro.

La intérprete británica es uno de los mayores aciertos del casting, ya que desde las primeras escenas en las que aparece, consigue conectar con el espectador, A medida que se va desarrollando la trama Rey, como ya hizo Luke Skywalker en su momento, va ganando en protagonismo hasta convertirse en uno de los focos de atención de la historia y, quién sabe, de esta nueva trilogía.

Es John Boyega otra de las nuevas caras de la franquicia. Este actor, también de origen británico, pone piel y acento a Finn, un soldado de asalto fuera de lo común, cuyos ideales no casan con los de la Primera Orden. El intérprete de color está a la altura de lo esperado, dando como resultado un personaje carismático y divertido.

Donde quizás el casting no estuvo demasiado acertado, fue a la hora de elegir al intérprete que debía meterse bajo la coraza de Kylo Ren. De entre todos los nombres barajados, fue el de Adam Driver el que se hizo finalmente con el puesto. El californiano, a pesar de intentarlo, no tiene el gancho que debería tener un personaje de su importancia, un hecho que se resiente en uno de los momentos cruciales del film.

El último nombre a destacar es el de Oscar Isaac como papel del piloto rebelde Poe Dameron. En esta ocasión la elección si ha sido acertada, con un personaje que da mucho juego y que se agradece cada vez que aparece en pantalla.

Pero el gran acierto de la mayoría del reparto, sin un buen guión y una impecable puesta en escena, hubiese hecho de este Despertar de la Fuerza en algo mediocre y sin alma. Por suerte para los muchos seguidores de la saga, este no ocurre, gracias sobre todo al trinomio formado por ILM, el maestro John Williams y el director de fotografía Daniel Mindel.

Este último, que ya trabajó para Disney en John Carter o bajo las ordenes de Abrams en Star Trek, realiza un trabajo realmente notable. Las tareas encomendadas para él eran complicadas, teniendo en cuenta la gran variedad de paisajes en los que se desarrolla el film. Desiertos, selvas y bosques helados no son más que un pequeño muestrario de las distintas situaciones con las que ha tenido que trabajar, saliendo de todas triunfante.

Del maestro de los maestros de las bandas sonoras poco, que no se haya dicho ya, se puede decir. De nuevo vuelve a recuperar los acordes más sonados de las películas clásicas, agregándole nuevos movimientos que, si bien no resultan tan destacados como en otras ocasiones, si que encajan a la perfección con lo que ocurre en escena. Y es que este abuelete a pesar de los años, sigue conservando el genio y la magia en forma de partituras.

"Miedo" es la palabra con la que describiríamos el sentimiento general cuando se anunció el comienzo del proyecto del Episodio VII. Hoy, el mismo día de su estreno, podemos confirmar que podemos dejar de lado todos nuestros temores, sentarnos en la sala y disfrutar, durante 135 minutos de una digna secuela de la saga más grande que ha dado la ciencia ficción cinematográfica. Dos horas y cuarto de auténtico espectáculo visual que podemos disfrutar tanto en el formato normal, como en un notable 3D, donde el equipo de magos de Industrias Light & Magic han conseguido ponernos los destructores imperiales al alcance de la mano.

Sea en el formato que sea, El Despertar de la Fuerza es un acontecimiento que merece la pena ser vivido en las salas cinematográficas. Se le podrán reprochar muchas cosas, pero hay algo innegable: Es un auténtico espectáculo audiovisual, que te hace aflorar sentimientos olvidados hace mucho mucho tiempo.

martes, 1 de septiembre de 2015

Crítica de Ant-Man


Este verano de 2015 ha sido la fecha elegida para que Disney llevase a su fin, la segunda fase de su franquicia Marvel. Para ello se ha optado por adaptar a un personaje que no se encuentra dentro del top de los superheroes mas conocidos.

Pero a pesar de no ser una de las caras con más adeptos del universo ideado por Stan Lee, el proyecto contó con el apoyo de Disney desde el principio, tanto en medios como en presupuesto. Además, se optó por darle la dirección de la obra a un cineasta que, a priori no sabíamos como iba a funcionar en este tipo de producciones. Peyton Reed, cuya carrera cinematográfica hasta ahora iba a trote entre episodios de series televisivas y comedias románticas de dudosa calidad, aceptó ponerse tras las cámaras para introducirnos un nuevo héroe en el, cada vez, más amplio universo marvelita.

Su labor ha sido, cuanto menos, sorprendente ya que no sabíamos por donde podía salir el experimento. El resultado podemos afirmar que ha sido mejor de lo esperado, ya que su realización es sobresaliente, tanto a nivel artístico como de efectos especiales.

Pero esto no podría haber salido tan redondo si no hubiese sido respaldado por un buen guión. La historia ideada por Edgar Wright, Joe Cornish y el equipo de guionistas, contratados para la ocasión, nos lleva hasta industrias Pym, donde están intentando desarrollar un modelo de minituarización.

Scott Lang, un experto y caricaturesco ladrón de cajas fuertes, ve como su vida familiar se desmorona tras haber pasado un tiempo en la sombra. Su exmujer ha rehecho su vida, y amenaza con alejar a su hija de su lado si no enfoca su vida de otra manera. Pero la falta de oportunidades laborales, para un exconvicto provocará que Scott acepte un último trabajo. Un robo que parece sencillo, pero que le llevará a vivir una experiencia para la que no estaba preparado.

Con esta premisa se presenta un nuevo superheroe al que da vida el polifacético Paul Rudd. Acostumbrado más a papales secundarios, el intérprete estadounidense demuestra que tiene muchas tablas, y que es muy apto cuando su rol mezcla dramatismo con una aptitud más cómica. Las situaciones a las que se ve sometido su personaje y sus continuos comentarios, hacen de Scott  alguien divertido y ameno, lo que dota de gran carisma a su personaje.

Compartiendo protagonismo con él, aunque de una forma menos activa y evidente, encontramos a uno de los grandes del celuloide. Michael Duglas, al que parece que el tiempo le trata distinto que al resto de los mortales, da vida al doctor Hank Pym. Como siempre suele ocurrir con este actor, cumple a la perfección con su cometido, dotando de caché y veteranía a un guión que se ve favorecido por su presencia.

Junto a ellos encontramos a la atractiva Evnageline Lilly, que tras su trabajo en la trilogía del Hobbit, vuelve a aparecer en otra franquicia de éxito. En esta ocasión, cambia el arco y las flechas por el traje de chaqueta, para encarnar a Hope Van Dyne, la hija del doctor Pym. Su trabajo es notable, realizando una actuación más que correcta, y que quizás le valga para continuar apareciendo, o no, en futuras apariciones de Marvel Studios.

Completa el reparto principal Corey Stoll, que da vida a Darren Coss, el sucesor de Pym al frente del gigante tecnológico, y el villano del film. Egocéntrico, frío, calculador y ambicioso, el rol que desempeña el actor neoyorkino nos trae a la mente a otro antihéroe de las viñetas como es Lex Luthor. Pero, dejando de lado todo parecido, es cierto que en esta ocasión Darren si se mete de lleno en la acción, calzándose la armadura de Chaqueta Amarilla.

Lo realmente interesante de esta producción era ver si funcionaba un personaje tan desconocido para la gran mayoría, y que debía asentar sus cimientos en humor y unos potentes efectos visuales. Disney tenía la lección bien aprendida, por lo que el resultado no defrauda a nadie. El mundo diminuto de Scott, cuando se enfunda el traje de Ant-Man esta elaborado de forma magistral, no cantando para nada los muchos cromas utilizados.

Pero todo no va a ser mérito de los equipos de efectos especiales, ya que el film posee una aceptable fotografía dirigida por un veterano como Russell Carpernter, al que se le conocen grandes trabajos como Titanic o la mas reciente Jobs.

Acompañando a su minituarizado mundo, encontramos los acordes de la banda sonora de Christophe Beck. Este compositor, que pese a no formar parte del top de músicos hollywoodienses tiene a sus espaldas un completo catálogo de partituras, ha dejado claro su talento en obras como Al Filo del Mañana o la exitosa Frozen: El Reino de Hielo. El respaldo que tiene de Disney no es casual, y en esta ocasión nos ofrece un trabajo soberbio, con movimientos cargados de mucha fuerzas que encajan, perfectamente, con la acción.

Si con Ant-Man hemos llegado, de forma notable, al final de la Fase II de las adptaciones Marvel, en las propias escenas postcreditos nos queda, bastante claro, que "The Show Must Go On!", mostrándonos algunas premisas de por donde van a venir los tiros en esta nueva oleada de superproducciones.

viernes, 17 de julio de 2015

Crítica de Terminator: GENESIS


Con esta ya son cinco las entregas que han pasado por las salas cinematográficos del conflicto entre humanos y androides ideado por James Cameron. Lo que comenzó siendo un producto, más propio de la serie B de los años ochenta, ha ido involucionando hasta esta segunda década del siglo XXI, en un nefasto intento de dar continuidad de algo que no debió pasar del Día del Juicio Final.

Si con Terminator 3 se dejó bastante claro que la idea original no daba para más, años mas tardes Terminator: Salvation intentó dar una nueva continuidad a una historia, que no podía dilatarse más. A pesar de no ser un producto tan deleznable como su predecesora, no llegó a funcionar como querían sus creadores tanto en taquilla, como entre los cada vez mas críticos seguidores de la saga.

Hemos tenido que esperar hasta el 2015 para volver a ver, en las carteleras de los cines de todo el mundo, un nuevo intento por resucitar un producto que, a diferencia del T800 si es antiguo y obsoleto. Y no porque las cifras y las críticas no hayan ayudado mucho, sino porque desde sus cimientos la construcción del guión dejaba muchas lagunas insalvables.

La historia comienza en ese futuro apocalíptico, donde un pequeño reducto de humanos intentan hacer frente al poderoso imperio artificial y tecnológico de SKYNET. Con el legendario John Connor a los mandos, poco a poco han ido ganándole terreno a las máquinas, confluyendo en lo que podría ser una última batalla que eliminase cualquier esperanza mecánica.

La única posibilidad de SKYNET es enviar un T800 al pasado y enlazar así, teóricamente, con la primera de las entregas dirigidas por James Cameron. Pero no todo va a ser tan sencillo....

Con esta premisa el film, dirigido por Alan Taylor, a base de potentes escenas enfrentando humanos y terminators, consigue que de principio nuestro hipe se venga arriba. El cineasta, que hizo su debut en la gran pantalla con la secuela de Thor, imprime fuerza a estas primeras escenas cargadas de mucho fx digital, cuyos resultados no terminaron de convencer a todos.

A partir de aquí el interés del film se va diluyendo como un azucarillo en una taza de café caliente. La historia, ideada por Laeta Kalogridis y Patrick Lussier, comienza a complicarse de una manera totalmente innecesaria y poco práctica. Si el hecho de realizar viajes en el tiempo hace complicado en muchas ocasiones plantear una trama, cruzándolos e introduciendo en ellos personajes "supuestamente" fuera de guión, hacen que el hilo argumental pierda credibilidad y la historia comience a hacer agua por muchas partes.

La idea del T1000 de metal liquido, morfológicamente adaptable, fue uno de los grandes valedores de la segunda entrega de la saga, considerada por muchos la mejor de todas. Pero ha llegado un punto en el que se ha abusado de este tipo de terminator, que pasa de ser increíblemente asombroso a enormemente repetitivo. Una cosa es querer hacer un guiño, como ocurre con muchos detalles del film, a las películas más antiguas, pero repetir todos y cada uno de los planos, era algo totalmente innecesario.

Y aquí, recordando pequeños homenajes a sus predecesoras, llegamos al T800 interpretado por el cada vez, más envejecido, Arnold Schwarzenegger. Y es que por mucho se se empeñen desde el otro lado del charco, los años pasan factura. Interpretativamente el actor austriaco si que mantiene la linea que, entrega tras entrega, fue dando a este enorme robot, que ha pasado de ser toda una pesadilla mecánica a un entrañable abuelete. Lo que resulta cuanto menos, curioso, es que su piel artificial sea capaz de regenerarse, pero al mismo tiempo tenga la cualidad de envejecer... cosas de Hollywood.

Junto al protagonista de Conan, tanto las antiguas como la que está por venir, comparte protagonismo Emilia Clarke, más conocida por ser Daenerys Targaryen en la exitosa serie Juego de Tronos. La actriz londinense no lo hace nada mal, alejándose del personaje por el que se hizo famosa, para ofrecernos una Sarah Connor distinta a lo que estábamos acostumbrados a ver, tanto en carácter como en edad. A pesar de no ser una mala elección, una actriz como Michelle Rodriguez hubiese dado ese toque más agresivo y menos femenino que debía presentar la madre de John Connor.

Un John Connor que en esta ocasión pone cara el actor Jason Clarke. Este actor australiano, que ya protagonizara la secuela del reboot del Planeta de los Simios, es uno de los puntos menos convincentes del film. Y más que por el mismo, por el poco carisma que tiene, dentro de este guión, el personaje al que interpreta. Es todo un desacierto del guión en desmitificar, de esta manera a John Connor, uno de los grandes abanderados de la saga, que es ninguneado de forma totalmente gratuita, por los encargados de idear este Terminator Genesís. Y para colmo de males, no contentos con los androides de metal líquido, se las ingenian para introducir en la historia un nuevo engendro mecánico realizado a partir de pequeñas y diminutas partículas ferromagnéticas capaces de combinarse con las células humanas para crear un ser prácticamente indestructible.

El cuarteto protagonista lo completa el rol del guapete y fuertote de turno, que en esta ocasión recae sobre el actor australiano Jai Courtney. Conocido por ser una de las caras principales de la saga Divergente, su actuación en el film no destaca excesivamente, pero tampoco se le puede hacer ningún reproche. Cumple con un papel que podría haber hecho cualquiera de los actores de acción de la nueva hornada.

Siguiendo con los aspectos más artísticos del film, hay que mencionar la fotografía de Kramer Morgenthau, que ya trabajó a las ordenes de Alan Taylor en Thor: El Mundo Oscuro. Su aportación es de los aspectos más destacados de esta superproducción, tanto en su concepción del mundo dominado por las máquinas, como de ese ese pasado ochentero y posterior presente distópico.

Todo esto amenizado por los acordes de la partitura de un casi desconocido Lorne Barfe. Este compositor, que hasta ahora se había prodigado más en televisión, aprovecha todo lo aprendido de un maestro como Hans Zimmer, para ofrecernos una composición con bastante fuerza, repleta de vibrantes movimientos que mantienen el ritmo de la acción. Además, no se olvida del tema original compuesto por Brad Fiedel, al que recurre en muchas ocasiones a lo largo de las dos horas de metraje.

Podemos terminar diciendo que Terminator: Génesis es un producto totalmente innecesario y fruto de la crisis de ideas que están sufriendo los guionistas de todo el mundo. Es cierto que cada vez es más complicado sorprender al espectador, pero claramente este no es el camino. Sobre todo si en la historia se cargan los mitos que se han ido forjando desde hace más de treinta años.

martes, 16 de junio de 2015

Crítica de Jurassic World


Veintidós años han pasado ya desde que un genial, Steven Spielberg, asombrase al mundo con la adaptación cinematográfica de un best seller de Michael Chrichton. Parque Jurásico, como se tradujo en nuestras fronteras, nos mostraba un parque temático donde los protagonistas eran los dinosaurios. Pero nada de animatronics, hologramas o maquetas, sino animales reales obtenidos por mutación genética a partir de sus cadenas originales de ADN.

El film supuso un éxito tanto de crítica como de taquilla, gracias a las perfectas recreaciones de estos colosos del origen de los tiempos. Elementos digitales combinados con maravillas animatrónicas que convirtieron la época jurásica en todo un fenómeno social,

Tras el éxito, no tanto de la novela como de la superproducción hollywoodiense, dos años mas tardes Chrichton sacó en papel la inevitable secuela. "El Mundo perdido" como se tituló tanto al bestseller como a la posterior película, tuvo un acogimiento moderado por parte del público en general. El nivel de la adaptación, con Spielberg repitiendo tras las cámaras, era notablemente inferior a su antecesora. Esta bajada de nivel era, fundamentalmente, derivado de algunos cambios efectuados sobre el escrito original, que dio como resultado un producto más parecido a un king kong que a otra cosa.

La sombra de una tercera parte planeó durante muchos años entre los muchos seguidores de la saga, pero tanto Spielberg como Universal se dedicaron a desmentir cada rumor. Steven no quería volver a dirigir una nueva secuela, y solo veía su lugar en ésta como productor. Así, entre noticias ciertas y desmentidas llegó el año 2001 en el que se estrenaría la no tan esperada Parque Jurásico III. El resultado fue una entretenida película de aventuras, repleta de acción trepidante, pero a la que le faltaba la esencia de la obra original.

Han tenido que pasar catorce años para que Universal volviese a confiar en una de las sagas que más beneficios le ha aportado. Para ello decidió romper con todo el reparto original, que si fueron apareciendo en sus predecesoras, y hacer una especie de tabula rasa tomando como punto de partida el desenlace del Parque Jurásico original.

Jurassic World nos transporta, nuevamente , a Isla Nublar. Si en la primera entrega las instalaciones aún no eran definitivas y se encontraban en modo de pruebas, en esta ocasión el parque está totalmente operativo, recibiendo millones de visitantes cada año.

Las especies allí contenidas son bastante familiares para las enormes masas de personas que pasan cada año por sus taquillas, por lo que In-Gen continúa desarrollando nuevas especies que, cada año, completen la oferta del enorme recinto. Estas investigaciones a base de recombinaciones genéticas han dado como resultado al sorprendente y temible Indominus Rex. Un dinosaurio con base genética de Tiranosaurio que está destinado a ser la estrella del parque por mucho tiempo.

Esta sería, muy a groso modo, el punto de partida de una superproducción que es todo un homenaje a las entregas con las que Steven Spielberg asombró a pequeños y mayores. Un gran multitud de guiños rellenan todas y cada una de las escenas del film, que te atrapan y te llevan, directamente, a aquella navidad del año 93 en la que la "dinomanía" se apoderó de nosotros.

Colin Trevorrow fue el seleccionado por el equipo de producción para ponerse a los mandos de este ambicioso proyecto. El cineasta californiano debuta, prácticamente con esta obra, en la gran pantalla. Una película para televisión, un documental, un cortometraje y el desconocido film de 2012 "Seguridad Garantizada" era, a priori, un curriculum bastante pobre para una obra de tal magnitud, tanto por expectativas como por presupuesto.

Para esta complicada tarea contó con el guión desarrollado por Rick Jaffa y Amanda Silver. La historia, como ya hemos comentado, contaba con el punto original de desarrollarse en un parque totalmente funcional, pudiendo jugar con el concepto de pánico generalizado. Un elemento que se ha sabido aprovechar muy bien, ofreciendo momentos realmente espectaculares como la primera escena en la que aparece el sorprendente Mosasaurus.

Y es que el diseño, tanto de los dinosaurios como de las construcciones son realmente sobresalientes. Un excepcional trabajo de la nunca decepcionante ILM, que convierte a cada plano en un auténtico espectáculo. Algo que no hubiese sido posible sin el gran trabajo de John Schwartzman. Este director de fotografía, al que recordaremos por films de acción como Pearl Harbor o The Amazing Spiderman, combina perfectamente los tonos fríos y metálicos de las modernas instalaciones con los tonos verdes y mas cálidos de la naturaleza de autóctona de la isla.

John Papsidera, encabezando el equipo que realizó el casting para el film, tenía las premisas de buscar un reparto totalmente nuevo, sin ninguna cara asociada a la saga. Dicho reparto es uno de los mayores aciertos de esta superproducción, que está encabezado por uno de los actores mas de moda del séptimo arte.

Chris Pratt, que nos sorprendió en su rol de Star Lord en la asombrosa Guardianes de la Galaxia, se mete en esta ocasión en la piel de Owen, uno de los cuidadores del parque. El actor se mueve como pez en el agua como héroe de acción, protagonizando las escenas con mayor adrenalina del film. Además, con el estilismo con el que se le ha caracterizado en esta ocasión, es imposible que no se pase por la cabeza la idea de verlo como el nuevo Indiana Jones, sobre todo después de ver que es una de las apuestas fijas de Disney para recibir el testigo de Harrison Ford.

Junto a él, compartiendo protagonismo, encontramos a la guapísima Bryce Dallas Howard, a la que vimos en films como la desastrosa Spider-Man 3 o en la magnífica Criadas y Señoras. Su nivel a lo largo de las dos horas que dura la acción va increscendo, con un comienzo bastante flojo y poco convincente, pero que mejora a medida que se va desarrollando el guión.

Como ocurriese en las precuelas, no podían faltar niños o adolescentes en la trama. En esta ocasión tenemos uno de cada, interpretados por Ty Simpkins y Nick Robinson. Estos hermanos en la ficción realizan una actuación bastante correcta, no desentonando para nada con el nivel del film.

Como ocurriese en Jurassic Park, aquí si que encontramos un antihéroe a la altura. En esta ocasión se trata de Hoskins, al que da vida Vincent D`Onofrio. Su personaje es de aquellos que saca de las casillas tanto a los protagonistas como a los espectadores, una cualidad que debe tener cualquier villano que se precie.

Irrfan Khan, Omar Sy o Jake Johnson son otros de los nombres que podemos encontrar en este completo y variado cast. Todos ellos están mas que aceptables, ayudando a mantener con sus actuaciones el buen nivel de la película.

Una película que tenía un complicado escollo a salvar si la comparamos con las dos primeras obras. Más allá de los dinosaurios y la marca Spielberg, hay un aspecto que denotó a la saga de una entidad única, La banda sonora compuesta por John Williams se convirtió en todo un hito y en una de las partituras más apreciadas por los amantes del cine. Como ya ocurriese en Parque Jurásico III, el neoyorkino no se quiso involucrar en el proyecto, por lo que se echó mano de uno de los compositores más prolíficos del momento. Inseparable de J.J.Abrahms, Michael Giaccino recibió la complicada tarea de ponerle música a esta gran producción.

El músico estadounidense, que solo en este año ha puesto acordes a cuatro films, no quiso dejar de lado el magnífico trabajo de Williams, y creó una composición en torno a los acordes principales de la original Parque Jurásico. Así, en más de una ocasión, nos vamos a encontrar con las míticas melodías que desde principio de los noventa resuenan en nuestra cabeza cada vez que vemos un dinosaurio. El resultado es una banda sonora con la firma y la fuerza de Giaccino, pero con el encanto y sabor añejo de esos acordes rescatados, que la convierten en una gran composición musical.

Jurassic World, que en su primer fin de semana ha batido todo tipo de records en taquilla, es un film para disfrutar, para viajar atrás en el tiempo y dejarnos atrapar por la magia de ver por primera vez unos seres tan increíbles, reflejados de una forma tan realista. Muchos la han tachado de que es más de lo mismo, de que no aporta nada nuevo... ¿y qué? Yo quería ver dinosaurios y mucha acción y, francamente, eso es lo que me he encontrado. Una película que se disfruta desde que aparece el monorail entrando en las instalaciones del parque. Un film que me devolvió a la navidad del 93 durante dos horas, y que me hizo vibrar en mi butaca como aquel adolescente de 14 años que era.

viernes, 1 de mayo de 2015

Crítica de Los Vengadores: La era de Ultrón


Han pasado ya tres años desde que Josh Wedon presentase un film basado en los comics de Los Vengadores. Utilizando este mismo nombre y tras haber presentado a los miembros de este legendario grupo en films individuales, aunaba a Thor, Iron Man o Capitán América en una película épica y cargada de acción.

A lo largo de este tiempo, desde este film primigenio, se han ido sucediendo una serie de películas que proseguían con las aventuras, a título individual, de estos prodigiosos personajes, preparando el terreno para lo que iba a ser la segunda entrega de Los Vengadores.

"La Era de Ultrón" ha sido el título elegido para esta secuela, en la que vuelven repetir la mayoría de los superheroes del reparto original. Iron Man, Capitán América, Hulk, Thor, La viuda Negra y Ojo de Halcón se juntan nuevamente para intentar salvar a la humanidad de una nueva amenaza.

La trama parte de la escena postcréditos de Capitán América, Soldado de Invierno. En ella los supervivientes de la "extinta" HIDRA conseguían hacerse con el poderoso báculo de Loki. Un arma extremadamente poderosa que guarda en su interior un misterioso cristal de propiedades hasta ahora desconocidas.

Este fragmento amarillento parece contener la clave que Iron Man está buscando para crear el sistema de defensa perfecto, Una inteligencia artificial capaz de adelantarse a cualquier amenaza, y proteger a la humanidad, de forma que no se vuelvan a producir los incidentes de antaño en Nueva York. Tony Stark junto con Banner decidirán poner en marcha, a espaldas de sus compañeros, este proyecto que supondrá la retirada de los vengadores en su cometido de mantener la seguridad mundial.

Pero lejos de toda realidad, el desconocimiento de esta tecnología extraterrestre provocará que este sueño se convierta en una pesadilla. Ultrón, como se hace llamar esta inteligencia en forma de bits, intentará llevar a cabo el fin para el que fue creado, solo que para ello intentará acabar con los enemigos de la paz que a su entender son los vengadores en primera instancia, y el propio ser humano en su naturaleza destructiva.

Stan Lee, que vuelve repetir en su ya tradicional cameo,  y el propio Josh Wedon se encargaron de darle forma al guión de esta costosa superproducción, Una historia bastante atractiva, que combina momentos épicos y cómicos a partes iguales. Si comparamos la película de 2012 con este nueva entrega, vemos que ambas comparten las mismas virtudes y los mismos defectos.

Por un lado tenemos la espectacularidad de sus efectos especiales. La fotografía de Ben Davis es sobresaliente, combinando perfectamente con la espectacularidad de cada una de las muchas escenas de adrenalina que contiene la película. Destacaremos la espectacular pelea entre Hulk e Iron Man, en uno de los tramos mas divertidos del film. El otro momento memorable es la épica escena donde los vengadores combaten en la misma habitación, mientras la cámara gira en torno a la acción no dejando escapar ningún detalle.

Como podemos comprobar el aspecto técnico, tanto sonoro como visual es magistral, pero vuelve a caer en el defecto de hacerlo todo demasiado "blanco". Si algo se le puede achacar a Disney es que, tradicionalmente, ha estado destinado a un público más familiar, por lo que sus producciones acaban siendo demasiado light para aquellos que busquen una acción más desmesurada. Además, en esta ocasión nos intentan vender un romance poco creíble con dos actores que tienen poca química entre ellos.

Uno de los aciertos es el fichaje de los dos "mejorados" que debutan en la saga. Quicksilver y La Bruja Escarlata son dos personajes realmente interesantes y que han sabido poner todo su potencial en favor del guión. La inclusión en el reparto de Elisabeth Olsen y Aaron Tylor-Johnson es muy positiva, interpretando perfectamente el rol para el que habían sido contratados. Si bien, siendo sinceros, la escena de Quicksilver en el film de FOX, X-MEN: Días del Futuro Pasado, resulta mucho mas espectacular que las del mismo superheroe en esta ocasión, donde por problemas de derecho ha visto cambiada su designación de mutante.

Chris Evans, Robert Downey Jr. Chris Hemsworth, Mark Ruffalo, Scarlett Johansson y Jeremmy Jenner repiten en los papeles por los que son recordados en esta segunda década de este siglo. Sus actuaciones no defraudarán a nadie, ofreciendo al espectador lo de costumbre. El que también repite, aunque con menos protagonismo que de costumbre, es Samuel L. Jackson en su papel de Nick Furia.
Pero además de todo el reparto mencionado, hay un nombre que también debuta en la saga, y es el de Paul Bettany encarnando a uno de los vengadores más desconocido, pero no por ello menos poderoso, como es Visión.

Dos horas y media de peleas, explosiones y ritmo trepidante necesitan de una banda sonora capaz de soportar tan elevados niveles. La dupla Danny Elfman y Brian Tyler lo consiguen con suficiencia. La partitura de la obra consigue enfatizar el ambiente épico del que se rodean estos vengadores en su lucha contra Ultrón, gracias al buen hacer de estos dos genios de la música de cine, y al aporte de otro grande como es Alan Silvestri.

Podemos concluir diciendo que, a pesar de no aportar prácticamente nada nuevo, la Era de Ultrón es una buena excusa para acudir a una sala cinematográfica a disfrutar de excelsos efectos especiales. Alguien poco afín a este tipo de superproducciones podría decirnos que este film es el mismo que el anterior, pero cambiando extraterrestres por androides. Podría ser cierto si no es porque hay un montón de pequeños detalles que van enlazando las distintas tramas de todos los films de marvel, y que nos dejan abierta las puertas a las futuras entregas de este multiverso, como nos deja entrever la  ya habitual escena postcrédito.

viernes, 10 de abril de 2015

El Ministerio del Tiempo ¿pasado o presente?


Una de las series que más debates ha abierto, dentro de los círculos de aficionados a las series televisivas, es la gran apuesta de TVE para esta primera mitad del año.

Emitida los lunes en horario prime time, y sin apenas competencia dentro de las cadenas en abierto, tras el nombre de El Ministerio del Tiempo, encontramos la nueva creación de los hermanos Olivares.

La serie nos muestra un ministerio creado por el gobierno dentro del mas absoluto secretismo. Dicho organismo tiene la función de controlar las denominadas "puertas del tiempo", una serie de portales temporales que trasladan a quien las atraviesa a distintas épocas de la historia de nuestro país. El objetivo principal es evitar, a toda costa, que la historia cambie su curso. Una tarea que a primera vista no debería tener ningún tipo de complicación si no fuese por la existencia, en lugares desconocidos, de puertas clandestinas que pueden ser usadas para cambiar el pasado y, como consecuencia el presente.

Este es el punto de partida de una serie a la que no podemos negar el don de la originalidad, sobre todo para lo que estábamos acostumbrados. Introducir toques de ciencia ficción en nuestras producciones propias parece que no está muy bien visto. Hasta ahora la mayoría de series que salían de nuestra factoría televisiva eran de ámbito familiar, comedias o, como suele ocurrir en la cadena estatal, producciones con un denotado carácter historicodocumental.

En ese aspecto El Ministerio del Tiempo, no es que se haya alejado demasiado de ese espíritu de RTVE de aunar entretenimiento y cultura, ya que en cada uno de los siete episodios que se llevan emitidos hasta la fecha, se ha intentado mostrar una visión más o menos acertada del marco sociocultural de las distintas épocas de la historia de España. El Siglo de Oro, la Revolución francesa o la etapa de la dictadura son algunos de los periodos temporales donde los protagonistas de la serie se las verán y se las desearán para mantener el curso natural de los hechos. Todo ello aderezado con gran cantidad de reseñas y comentarios de una época más cercana.

Tras anunciarse la renovación por una segunda temporada, son muchas las voces que se han alarmado por este hecho, alegando que la obra carece de rigor histórico y del interés necesario para seguir emitiéndola. Detractores para un producto que está en boca de todos no iban a tardar en salir, sobre todo porque semana tras semana, sus indices de audiencia son bastante notables, algo que va en contra de las fuertes creencias de la religión hipster. 

Ahora es cuando nos vienen preguntas tales como ¿será este el origen de futuras producciones con los viajes en el tiempo como núcleo central? ¿Conseguirá la ciencia ficción asentarse como género dentro de nuestras series televisivas? ¿Saldrá Jordi Hurtado en próximos episodios de la serie?

lunes, 9 de febrero de 2015

Si viviste en los ochenta y creciste entre platillos volantes y lagartos comiendo ratones... este es tu podcast.

Los amigos de El Legado de Krypton vuelven a hacer de las suyas, y nos traen un podcast que a más de uno le transportará a su infancia.

Con anécdotas, curiosidades y un exhaustivo análisis de las temporadas de la exitosa serie V, este podcast es un imprescindible para los que, como yo, nos llevábamos toda la semana esperando a ver como Michael Donovan y su resistencia complicaban los intentos de invasión de estos camaleónicos extraterrestres.

Desde aquí podéis descargarlo.


domingo, 4 de enero de 2015

Crítica de El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos


La espera de un año para conocer el final de la nueva trilogía de Jackson llegó a su fin, tras el estreno en las salas cinematográficas de la tercera entrega del Hobbit.

La historia, que comenzaba donde la dejó la desolación de Smaug, nos narra el desenlace final del poderoso y ancestral dragón, así como las consecuencias del legado del tesoro que custodiaba.

Con estas premisas Peter Jackson pone punto y final a una libre adaptación de la obra primigenia del maestro de la literatura anglosajona J.R.R. Tolkien. Un film, que a diferencia de los anteriores, centra la mayor parte de su contenido en los efectos especiales y la acción, ofreciéndonos más de dos horas de un gran espectáculo audiovisual.

Lo que si es cierto es que alargar un libro, con una extensión tan limitada, buscaba más un fin comercial que el puramente artístico. Por ello, la obra corría el peligro de caer en un aluvión de críticas, cosa que ha sucedido y además con todo merecimiento.

Peter Jackson y su equipo deberían haberse limitado a contar lo que Tolkien había escrito en el relato original, dejando de lado los apéndices, anotaciones y borradores del escritor inglés. Al utilizar tanto material, en muchos casos de dudosa procedencia, no han hecho mas que estropear y alargar un argumento que se podría haber contado, perfectamente, en una hora de metraje.

Y es que lo mejor de esta tercera entrega, para nuestra desgracia, ocurre durante la primera media hora de película. Además, curiosamente, es la única parte adaptada del relato original. Una vez esto ocurre, nos encontramos con  una serie de situaciones muy forzadas con la única finalidad de mostrarnos una nueva batalla que incluir en el currículum épico del director neozelandes.

Como ya ocurriese en El Abismo de Helm y, posteiormente, en Minas Tirith, las tomas bélicas resultan realmente espectaculares, pero no consigue en el espectador el efecto logrado con las de la antigua trilogía. A pesar de los intentos, el efecto sorpresa carece de protagonismo, mostrándonos algo que ya habíamos visto. Se han vuelto a repetir los patrones anteriores, incluidos los movimientos imposibles de Legolas, que en ocasiones nos recuerda que se encuentra protagonizando un juego de plataformas, más que combatiendo orcos.

Además, el Señor de los Anillos jugaba con la historia paralela de Frodo y Sam intentando llegar al Monte del Destino, intercalándolos con las escenas de batalla. En este tercera entrega del Hobbit esto no ocurre, consiguiendo que el espectador desconecte y pierda parte de interés en el resultado de la misma.

El reparto ya había aparecido, casi al completo, en las otras dos entregas anteriores, manteniendo el mismo nivel interpretativo. Es el actor Lee Pace, dando vida a Thranduil el que gana en minutos en pantalla, si lo comparamos con las otras películas. Junto a el vuelven a repetir Orlando Bloom, Ian McKellen, Martin Freeman y Evangeline Lilly que protagoniza una de las historias de amor menos creíbles que hemos visto.

Andrew Lesnie como director de fotografía y Howard Shore componiendo la épica banda sonora del film son lo que consiguen, junto a los creadores de los efectos audiovisuales, elevar la nota de una película bastante mediocre y que ha dejado muy decepcionado a la mayoría de los seguidores de la obra de Tolkien.

Mucho tiene que cambiar la versión extendida que, a buen seguro, Peter Jackson sacará en los formatos domésticos dentro de unos meses. Una lástima que tras deleitarnos con una de las mejores trilogías de la historia del celuloide, nos cierre una nueva saga con un metraje sobredimensionado, estirando una historia que no aporta nada al mundo de la Tierra Media más allá de la aventura de la compañía de los enanos y el hobbit en su conflicto con Smaug.

Un film entretenido, pero que no va a pasar a la historia como el gran cierre de una trilogía que nuca debió ser tal. Estoy convencido que se cogemos únicamente los fragmentos de las tres obras, que coinciden con el libro de Tolkien, queda un resultado muchísimo mas redondo y atractivo para el espectador que lo ofrecido a lo largo de estos tres años de espera.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...