viernes, 8 de agosto de 2014

Crítica de El Amanecer del Planeta de los Simios


Tres años han pasado ya desde que se estrenase, por el mes de septiembre, El Origen del Planeta de los Simios. Un film, que a medido que ha ido pasando el tiempo ha ido ganándose al espectador y, sobre todo, a los amantes de las obras que protagonizaba Charlon Heston, y que no veían con muy buenos ojos unas nuevas adaptaciones.

Vito el éxito a nivel de taquilla y críticas de esta primera parte, nadie pondría en duda que el proyecto de la nueva trilogía seguiría su curso natural, y en este 2014 nos llegaba la segunda entrega de la saga. El Amanecer del Planeta de los Simios, que es el título que se le ha dado, continua la historia unos años después de donde acabase su antecesora.

El milagroso fármaco contra el alzehimer, elaborado por el personaje de James Franco, trajo como consecuencia la aparición del conocido "virus de los simios". Un agente patógeno que en poco tiempo ha mermado la población mundial y ha dejado, únicamente, aislados núcleos de supervivientes que hacen lo imposible por obtener recursos.

Es en una de estas expediciones organizadas para encontrar sustento y formas de energía alternativa cuando, de forma casual, se produce un primer encuentro entre la manada de simios gobernada por Cesar y este grupo de humanos. Este fortuito hecho será el detonante que provoque el comienzo de las hostilidades entre ambas especies.

Con esta premisa comenzaba a desarrollarse el guión de Mark Bomback y Rick Jaffa. Una historia que sirve de punto y seguido de la pelkícula anterior, centrándose nuevamente en el personaje de Cesar. Haciendo homenaje a su nombre de emperador romano, este simio al que da vida de forma magistral Andy Serkis, se ha proclamado gobernador de la enorme colonia simia de las afueras de San Francisco. Sus decisiones son incuestionables, y la mayoría de cuadrumanos le procesan una lealtad ciega.

El director escogido para esta segunda parte es Matt Reeves, que asombró en su debut tras las cámaras en Monstruoso y será el encargado de traernos en 2016 la secuela y tercera entrega de la saga. Para ser su primer trabajo de elevado presupuesto, el cineasta neoyorkino consigue mantener el nivel que le legase Ruper Wyatt, en la siempre difícil tarea de conseguir que una secuela parezca menos mala que su primigénia.

Pero de todo lo malo se aprende, y el equipo de producción ha tenido a bien renovar todo el reparto de actores. Con esto se consigue que la mayoría de comparaciones se anulen, además de darle un tono mas fresco a la saga. De esta forma, el único que repite es Andy Serkis y su enorme Cesar. Es triste que la Academia apenas se acuerde de este fabuloso actor, que ha dado vida a los mejores personajes digitales que han pasado por el celuloide.

Junto al simio, el papel protagonista del bando de los humanos pasa a ser para Jason Clarke, un secundario muy prolífico en los últimos tiempos, y que aquí le han dado la oportunidad de tomar un rol principal. El actor australiano realiza su cometido a la perfección, denotando mucho oficio y madurez interpretativa.

Pero sin duda el nombre elegido para subirle caché al reparto es al del veterano Gary Oldman. El look de su personaje nos recuerda, inevitablemente, al Gordon del Batman de Nolan. Pero en esta ocasión, Dreyfus ni es tan heróico, ni tiene tanto carisma como el comisario de Gotham. El actor lleva con suficiencia el rol de un personaje que el tiempo se encargará de olvidar.

Uno de los aspectos mas a destacar de esta superproducción, es la estupenda fotografía de Michael Seresin. El guión necesitaba de un mundo más oscuro que el visto en la primera película de la saga y, como ya hiciese con Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, el director de fotografía se aleja de los colores vivos para mostrarnos una época postapocalíptica llena de sombras.

Un mundo lleno de melancolía y desesperanza acompañado, de forma muy acertada, por las composiciones musicales de Micahel Giacchino. Este compositor, que tiene una trayectoria artística al nivel de los mas grandes, debuta en la saga con un conjunto de melodías que siguen los cánones de la composición creada por Patrick Doyle para el film anterior. Pero a diferencia de este, El Amanecer del Planeta de los Simios tiene muchos más momentos de tensión, dando como consecuencia una banda sonora menos melódica pero mucho más vibrante.

A pesar de tener apreciables lagunas de guión, como el hecho inexplicable de que los simios sepan armar distintos tipos de ametralladoras y fusiles miltares, esta obra está llena de momentos épicos y de máxima adrenalina. Un film que mantiene el interés y el nivel de su predecesora, y que queda totalmente abierto a una última entrega que enlace con El Planeta de los Simios original.

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