lunes, 19 de agosto de 2013

Crítica de Oblivion


Colocar a Tom Cruise encabezando un reparto, es casi siempre asegurarse una buena taquilla. Si además, su papel es de un héroe de acción en un entorno futurista, el proyecto adquiere un mayor interés aún. Y es que desde que tocó el género, junto a Steven Spielberg en Minority Report, el actor ha demostrado que se desenvuelve muy bien en el campo de la ciencia ficción.

Con estas premisas se estrenaba en las salas de todo el mundo un film que, bajo el nombre de Oblivion, seguiría con esa manía que les ha dado a los guionistas de convertir nuestro planeta en un lugar inhabitable, en un futuro no demasiado lejano. El detonante de este infortunio fue el ataque de los scavengers, una raza alienígena que vienen a nuestro planeta para intentar extraer todos sus recursos. Una defensa basada en armas nucleares consiguió acabar con esta amenaza, pero las elevadas radiaciones provocaron un éxodo de los terrícolas hacia una zona situada en el espacio exterior.

La vida en el planeta se redujo a algunos scavengers supervivientes y los técnicos que, periódicamente, bajan para realizar labores de mantenimiento de los droides que protegen las avanzadas máquinas de extracción de agua. Una labor peligrosa que realiza cada mañana Jack Harper, un ingeniero de drones que, como todos los humanos, ha sido sometido a un proceso de borrado de memoria.

Este es el punto de partida de Oblivion, una película que consigue conectar con el espectador desde las primeras escenas. Y es que visualmente el film es todo un espectáculo. La fotografía de Claudio Miranda, que recordaremos por su extraordinario trabajo en La Vida de Pi, juega muy bien con el contraste. Por un lado tenemos los vivos colores de los exteriores del extinto planeta tierra, y por otro la frialdad del extraño apartamento donde conviven los personajes de Tom y Andrea. Y es que este lugar tan minimalista y falto de calidez se puede comprender como un símil con la relación que une a estos dos personajes.

El papel principal lo interpreta Tom Cruise, uno de los actores más cotizados de Hollywood que pega muy bien con este tipo de superproducciones. A diferencia de otras obras de su filmografía, durante gran parte del metraje pasa largos periodos en soledad, bien realizando trabajos de reparación o intentando sobrevivir a los ataques de los scavengers. El neoyorquino cumple a la perfección con lo que el guión exige, dándonos a entender que se encuentra muy cómodo en estos roles y demostrando, una vez más, que a pesar de los años sigue estando en forma.

Junto a él encontramos un binomio de féminas que no llegan a rayar a la altura del protagonista de la saga Mission Impossible. Tanto Olga Kurylenko como Andrea Riseborough denotan una falta de expresividad alarmante en el film. Si el personaje de Cruise es pura adrenalina, a sus compañeras de reparto parece que la cosa no va con ellas. Sus interpretaciones no despiernan ningún tipo de sensaciones en el espectador, llegando un momento que realmente no te interesa lo que va a ocurrir con ellas.

El otro gran nombre que encontramos en el reparto es el del veterano Morgan Freeman, un actor que raramente lo hace mas y que en este caso, tiene un rol demasiado secundario. Apenas podemos verlo tres veces a lo largo de los 120 minutos que dura el film, pero su aportación es fundamental para el desenlace de la obra y, lo que es mas importante, para enlazar los múltiples detalles que te pueden llevar a perder cierto sentido al hilo argumental.

Y es que lo interesante del film, lejos de los efectos tanto visuales como sonoros, es que sabe darle un giro de vuelta a la historia sin que, desde un principio, nos vayamos a imaginar que la historia con la que comienza la obra gire sobre si misma. Son muchos los enigmas que se van abriendo a mitad de film, pero por suerte casi todos se van cerrando. Y decimos casi todos porque el final puede llevarnos a realizar un pequeño ejercicio de razonamiento, muy adecuado cuando se comparte el film con algunos amigos.

Ambientada por las efectivas partituras de Anthony Gonzalez y Joseph Trapanese, el film tiene todo lo que se le puede pedir a una superproducción del género. Su director, Joseph Kosinski al que conocimos en Tron Legacy. sabe sacarle partido a un actor como Tom Cruise. Su trabajo tras las cámaras es más que notable, y ha sabido plasmar el complicado guión de Karl Gajdusek y Michael Ardnt. Este segundo nos sonará por ser uno de los guionistas mas creativos de PIXAR y escribir historias tan granes como la de Toy Story 3 o Brave, la última ganadora de los premios de la Academia en el apartado de animación.

En una época donde nos están bombardeando numerosos films basados en un futuro postapocalíptico, podemos asegurar que Oblivion es de los mas interesantes. Si eres de aquellos que se interesan únicamente por la acción, explosiones y batallas interestelares, esta no es tu mejor elección. Pero si buscas una historia bien contada, con giros de tuerca inesperados y unos buenos diseños de producción, prepara un buen bol de palomitas y ponte cómodo en tu sofá.


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