Vetado por La Academia para recibir cualquier clase de reconocimiento personal, sus obras son un continuo desafío para las calificaciones morales, un provocador nato que ha hecho de la sangre y la violencia su mejor tarjeta de visita. Pero a diferencia de muchos compañeros de profesión, no ha caído en los convencionalismos baratos y sus historias ofrecen un trasfondo poco común en guiones de este tipo.
Una de estas historias es Django, un homenaje al western que Sergio Leone encumbró y que, años mas tarde, un inspirado Clint Estwood nos rescató en esa obra maestra llamada Sin Perdón. Si mezclamos todo lo anterior y le añadimos violencia extrema y muchas sangre nos topamos de lleno con la nueva obra de Tarantino.
El guión, obra del propio director, nos narra la historia de un esclavo de color que es rescatado por un cazarrecompensas a cambio de llevarle hasta unos buscados forajidos. Pero este no es el único trabajo que realizaran juntos, ya que tras el éxito de este primer "encargo" juntos, comenzaran una cruzada en busca de peligrosos delincuentes a cambio de, una vez que entre el verano, viajar al sur en busca de la esposa de Django.
Esto, contado de forma escueta, es el comienzo de esta trama que comienza de forma explosiva y finaliza de manera mas brutal. Una historia al mas puro estilo Tarantino que sigue una línea ascendente y que une violencia y humor a partes iguales. Todos conocemos el apego que tiene este director por la mezcla de sangre y vísceras, sello de todas sus obras anteriores y que tuvo en Kill Bill su máximo esplendor. En Malditos Bastardos, a pesar de ser también una obra no apta para estómagos delicados, estuvo más comedido que de costumbre. En Django no se controla tanto y nos deja escenas de una violencia suprema, una sucesión de tiroteos grotescos donde las balas parecen de un calibre desmesurado y cada muerte intenta superar a la anterior, pero con la virtud de no caer en el ostracismo visual.
Robert Richardson, que hemos visto trabajar ya junto a Tarantino y mano a mano con otro grande de esto como es Scorsese, le pone fotografía a este atípico western. Juega con el contraste del seco y polvoriento oeste, mezclado con el abundante y llamativo rojo proveniente de la sangre de las escenas de acción. Una composición que aviva al combinarla con las verdes praderas de las plantaciones donde trabajan los sometidos esclavos de color.
Todo este panorama necesitaba de un reparto lo suficientemente potente para dar credibilidad a la historia, pero que supiese mantener ese tono que sólo las películas de Quentin tienen. Así, para el rol de la venganza mas oscura del western se optó por contratar al polifacético Jamie Fox, en la que es una de sus mejores aportaciones al mundo del cine. Su puesta en escena es impecable, evolucionando a lo largo del film en un autentico tipo duro del oeste americano. En la versión doblada resulta, cuanto menos curioso, el acento que se le ha optado por dar y que a medida que evoluciona la trama, se va refinando de forma proporcional a sus ansias de venganza.
Es el austriaco Christoph Waltz uno de los rostros que mas gratamente nos sorprende a lo largo de las casi tres horas que dura la película. El Dr. King Schultz es un personaje puramente tarantiniano, frío, calculador y capaz de mantener la calma en las situaciones mas tensas, adornándolo todo a base de ironía y sarcasmo.Un provocador nato que el actor austriaco interpreta de forma sobresaliente.
El circulo de interpretaciones principales del film lo cierra un actor de la talla de Leonardo Di Caprio. Si cuando lo vimos morir en aquella tabla, junto a los restos del Titanic, nos hubiesen hablado de la agigantada progresión del californiano, quizás nos hubiésemos echado unas risas. Pero no hay que quitarle merito al rubio actor que se ha ido forjando una carrera en Hollywood, madurando para mejor en cada película que estrena. Metido en la piel de Calvie Candie nos regala otra de esas actuaciones para la historia, con momentos realmente memorables como el monólogo que se pega justo después de darse cuenta que le estaban intentando tomar el pelo. Una actuación que le debería haber valido su nominación al Oscar, pero los académicos una vez más se han olvida de incluir en las listas.
El reparto se comparte con nombres como un rejuvenecido Don Johnson, que protagoniza uno de los momentos mas divertidos del film, la actriz Kerry Washington o Dennis Christopher entre otros. Pero si hay que destacar un nombre es el de Samuel L. Jackson, que realiza uno de los mejores papeles de su carrera. Solo la transformación llevada a cabo por el equipo de maquillaje es de una calidad sublime, convirtiendo al actor en un rostro difícilmente comparable con el suyo real. Desde que aparece en escena su interpretación llena por si sola la pantalla, llegando por un lado a odiarle, pero despertando un sentimiento extrañamente entrañable hacia su personaje por otro. Una lastima que no se le haya incluido en las nominaciones a los premios de la Academia, porque realmente lo merecía.
Este cocktail de interpretaciones, acción y violencia debía tener una selección musical a la altura, y Tarantino para eso es un genio. Es capaz de combinar canciones de varias épocas y hacer que se ensamblen de maravilla en una película del Oeste. Ninguna de las elegidas desentona, haciendo del tema principal una melodía que va a quedar grabada en el género por mucho tiempo.
Django supone un nuevo género que se ve envuelto por el peculiar estilo de Tarantino, implacable en la filmación y altamente provocador en el contenido. Una nueva muestra de que taquilla y calificaciones morales altas pueden ir cogidas de la mano y no es necesario un "apto para todos los públicos" para que un film consiga una buena recaudación. Una película bien hecha, que adopta lo mejor del western y lo lleva al extremo mas violento y sangriento, para mostrarnos aquello que esperábamos ver y mucho mas. Si hay que ponerle algún pero, y ya sería ponerse demasiado pedante, es que puede resultar excesivamente larga. Tres horas son muchas para un espectador medio, pero también es cierto que si hubiese que haber metido algún tijeretazo sería complicado saber donde, ya que todo el metraje ofrece algo.
Como vemos este director, guionista y actor, que podemos ver en acción en la ultima parte del film, no se quiere encasillar en un género y si marcar un estilo. La pregunta que nos queda a los fans es ¿se atreverá con una de ciencia ficción?.
Esto, contado de forma escueta, es el comienzo de esta trama que comienza de forma explosiva y finaliza de manera mas brutal. Una historia al mas puro estilo Tarantino que sigue una línea ascendente y que une violencia y humor a partes iguales. Todos conocemos el apego que tiene este director por la mezcla de sangre y vísceras, sello de todas sus obras anteriores y que tuvo en Kill Bill su máximo esplendor. En Malditos Bastardos, a pesar de ser también una obra no apta para estómagos delicados, estuvo más comedido que de costumbre. En Django no se controla tanto y nos deja escenas de una violencia suprema, una sucesión de tiroteos grotescos donde las balas parecen de un calibre desmesurado y cada muerte intenta superar a la anterior, pero con la virtud de no caer en el ostracismo visual.
Robert Richardson, que hemos visto trabajar ya junto a Tarantino y mano a mano con otro grande de esto como es Scorsese, le pone fotografía a este atípico western. Juega con el contraste del seco y polvoriento oeste, mezclado con el abundante y llamativo rojo proveniente de la sangre de las escenas de acción. Una composición que aviva al combinarla con las verdes praderas de las plantaciones donde trabajan los sometidos esclavos de color.
Todo este panorama necesitaba de un reparto lo suficientemente potente para dar credibilidad a la historia, pero que supiese mantener ese tono que sólo las películas de Quentin tienen. Así, para el rol de la venganza mas oscura del western se optó por contratar al polifacético Jamie Fox, en la que es una de sus mejores aportaciones al mundo del cine. Su puesta en escena es impecable, evolucionando a lo largo del film en un autentico tipo duro del oeste americano. En la versión doblada resulta, cuanto menos curioso, el acento que se le ha optado por dar y que a medida que evoluciona la trama, se va refinando de forma proporcional a sus ansias de venganza.
Es el austriaco Christoph Waltz uno de los rostros que mas gratamente nos sorprende a lo largo de las casi tres horas que dura la película. El Dr. King Schultz es un personaje puramente tarantiniano, frío, calculador y capaz de mantener la calma en las situaciones mas tensas, adornándolo todo a base de ironía y sarcasmo.Un provocador nato que el actor austriaco interpreta de forma sobresaliente.
El circulo de interpretaciones principales del film lo cierra un actor de la talla de Leonardo Di Caprio. Si cuando lo vimos morir en aquella tabla, junto a los restos del Titanic, nos hubiesen hablado de la agigantada progresión del californiano, quizás nos hubiésemos echado unas risas. Pero no hay que quitarle merito al rubio actor que se ha ido forjando una carrera en Hollywood, madurando para mejor en cada película que estrena. Metido en la piel de Calvie Candie nos regala otra de esas actuaciones para la historia, con momentos realmente memorables como el monólogo que se pega justo después de darse cuenta que le estaban intentando tomar el pelo. Una actuación que le debería haber valido su nominación al Oscar, pero los académicos una vez más se han olvida de incluir en las listas.
El reparto se comparte con nombres como un rejuvenecido Don Johnson, que protagoniza uno de los momentos mas divertidos del film, la actriz Kerry Washington o Dennis Christopher entre otros. Pero si hay que destacar un nombre es el de Samuel L. Jackson, que realiza uno de los mejores papeles de su carrera. Solo la transformación llevada a cabo por el equipo de maquillaje es de una calidad sublime, convirtiendo al actor en un rostro difícilmente comparable con el suyo real. Desde que aparece en escena su interpretación llena por si sola la pantalla, llegando por un lado a odiarle, pero despertando un sentimiento extrañamente entrañable hacia su personaje por otro. Una lastima que no se le haya incluido en las nominaciones a los premios de la Academia, porque realmente lo merecía.
Este cocktail de interpretaciones, acción y violencia debía tener una selección musical a la altura, y Tarantino para eso es un genio. Es capaz de combinar canciones de varias épocas y hacer que se ensamblen de maravilla en una película del Oeste. Ninguna de las elegidas desentona, haciendo del tema principal una melodía que va a quedar grabada en el género por mucho tiempo.
Django supone un nuevo género que se ve envuelto por el peculiar estilo de Tarantino, implacable en la filmación y altamente provocador en el contenido. Una nueva muestra de que taquilla y calificaciones morales altas pueden ir cogidas de la mano y no es necesario un "apto para todos los públicos" para que un film consiga una buena recaudación. Una película bien hecha, que adopta lo mejor del western y lo lleva al extremo mas violento y sangriento, para mostrarnos aquello que esperábamos ver y mucho mas. Si hay que ponerle algún pero, y ya sería ponerse demasiado pedante, es que puede resultar excesivamente larga. Tres horas son muchas para un espectador medio, pero también es cierto que si hubiese que haber metido algún tijeretazo sería complicado saber donde, ya que todo el metraje ofrece algo.
Como vemos este director, guionista y actor, que podemos ver en acción en la ultima parte del film, no se quiere encasillar en un género y si marcar un estilo. La pregunta que nos queda a los fans es ¿se atreverá con una de ciencia ficción?.