lunes, 9 de diciembre de 2013

Crítica de Thor, El Mundo Oscuro



Hace ya más de dos años, inauguraba este blog con el análisis de la adaptación cinematográfica de un comic de Marvel, que llevaba por nombre Thor. Muchos meses después, llega a las salas cinematográficas, la segunda parte de las heroicidades del hijo de Odín, pero esta vez de la mano de Disney.

El guión, escrito por Christopher Yost y Christopher Markus, se va a desarrollar un par de años después de los hechos acontecidos en Nueva York y resuelto por Los Vengadores. A raíz de esto, Loki fue trasladado hasta Asgard donde deberá vivir para siempre recluido en una de las celdas del Palacio de Odin.

El film comienza narrando una guerra que enfrentó a los Elfo Oscuros con Asgard, hace muchísimos años, con un arma de potencia ilimitada de por medio. El "éter", como así se conocía, otorgaría un poder inimaginable a quién lo poseyese, por lo que fue ocultado a todo ser viviente tras la victoria de los asgardianos. La estirpe de Elfos Oscuro había sido prácticamente destruida, pero un pequeño grupo logró escapar, ocultándose a la espera de que el éter diese señales de su localización.

Con esta premisa se introducía Thor, El Mundo Oscuro bajo la dirección conjuntan de Alan Taylor y James Gunn. El primero da con esta obra el salto a la gran pantalla tras haber dirigido algunos episodios de obras tan reconocidas como Juego de Tronos o Los Soprano. En el caso de James, viene de dirigir la controvertida Super y actualmente se encuentra en la etapa de post-producción, como director de Guardianes de la Galaxia, otra adaptación de un comic del universo Marvel..

Ambos cineastas realizan un buen trabajo en esta secuela del superhéroe del martillo, dando su propia visión a este personaje, pero sin alejarse demasiado de la concepción creada por Kenneth Brannagh y luego continuada por Josh Wedon. Tanto la historia como la puesta en escena de los distintos personajes de la obra resulta bastante atractiva para el espectador, con un comienzo de metraje con un ritmo algo lento, pero que va in crescendo a medida que se van desarrollando las distintas tramas del guión.

En el papel de Thor vuelve a repetir el "cachas" de Chris Hemsworth. A medida que va apareciendo en distintas obras del género, va adquiriendo un mayor carisma este actor que encaja perfectamente en el papel del rubio príncipe asgardiano. Y es que el actor australiano ha conseguido que no podamos imaginarnos un Thor sin su rostro y sus abdominales.

Pero el personaje que de verdad da juego en la saga es sin duda Loki. El villano, interpretado magistralmente por Tom Hiddleston demuestra, una vez más, que es el rol junto al de Tony Stark, más atractivo de todo el universo. Su ironía y continuas provocaciones están presentes a lo largo de las dos horas de metraje, regalándonos los momentos mas divertidos y más surrealistas de la película. Este es el ejemplo de un villano bien conceptuado, mejor puesto en escena, y que es capaz de despertar rechazo y pasión a partes iguales.

El que también vuelve a repetir en el papel de Rey de Asgard y padre de Thor y Loki es Anthony Hopkins. Como ya ocurriese en las entregas anteriores, sus apariciones se pueden contar con los dedos de las manos, siendo la corrección interpretativa el denominador común en todas ellas.

Y como no hay cuarto malo, de nuevo tenemos a Natalie Portman cruzándose en la vida del protagonista. A diferencia de la primera entrega, su personaje adquiere más fuerza y una mayor importancia en la historia. Pasa de ser una simple observadora a convertirse en el centro de la acción durante la primera parte de la película, hecho que resuelve con la eficiencia que nos tiene acostumbrados.

El que se estrena en la saga es Kramer Morgenthau como director de fotografía del film. Juega con el contraste de los tonos fríos y oscuros de la tierra en contraposición del colorido de la ciudad de Asgard, que por momentos recuerda el Naboo de Star Wars.

Otro de los aspectos épicos de la obra es la banda sonora creada por Brian Tyler. El compositor parece haberle cogido el gusto a ponerle música a las obras de superhéroes, ya que el año pasado hizo lo propio con Iron Man 3. Para esta ocasión nos deleita con unas partituras cargadas de fuerza y que se ensamblan perfectamente en la enorme cantidad de escenas de acción que tiene la película.

Podemos asegurar que esta secuela está a la altura de la primera, y lo que es más importante, a la altura del personaje de comic. Un film que, a diferencia del anterior, no pierde el tiempo presentando roles y va de forma más directa a la acción, lo que provoca que su metraje no se haga para nada pesado.

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