sábado, 29 de septiembre de 2012

Crítica de El Imperio del Sol



Steven Spielberg dirigía en 1987 "The Empire of the Sun", una emotiva obra de un niño que vive en sus carnes el horror de la guerra tras las amenazantes maniobras japonesas en suelo chino.

Basada en un hecho real, la historia se remonta hasta la Segunda Guerra Mundial, más exactamente hasta lo que podríamos identificar como La Guerra del Pacífico. Todo comienza a finales de Diciembre del año 1941 cuando, el ataque japonés a Pearl Harbor, supuso la entrada en el conflicto bélico tanto de las fuerzas americanas como de las Japonesas, que se situaron junto a los opresores en un intento de avanzar por el frente mas oriental.
   
J.G.Ballar  es el nombre de la persona en la que esta basada esta emotiva obra. Escritor de profesión, Spielberg tuvo el detalle de incluirlo como extra en el film y fue una pieza clave para el detallismo con que, el Rey Midas de Hollywood, nos plantea la historia.

De esta forma la historia confiere un mayor realismo, con el acierto de haberla rodado en pleno Shangai, contando con numerosísimos extras nativos del lugar, y  recreando de forma fidedigna el escenario tanto en los días previos como en los posteriores a la invasión nipona.

Era necesario que los hechos contasen con un chico que diese credibilidad a la obra y transmitiese la sensación de angustia y esperanza de la que se nutre la historia. Así, se tuvo la suerte de descubrir a uno de los actores que mayor valoración tiene hoy en día, y que por aquel entonces era un adolescente que apenas se levantaba del suelo. Christian Bale, como así se llama, borda el papel de principio a fin. Cosa que debido a la juventud e inexperiencia del actor era muy complicado. Pero de todos es sabido el "tacto" que Spielberg tiene con los niños y, si encima este demuestra maneras, el resultado es espectacular, como podemos comprobar a lo largo de las dos horas que dura el film. Mantiene su nivel interpretativo durante todo el metraje, ofreciendo momentos realmente grandiosos que difícilmente se los hubiésemos visto a otro actor.

Junto al joven intérprete, uno más experimentado como es John Malkovich. Su papel es mas oscuro que el interpretado por Bale, pero es el personaje que ayuda a que el chico vaya creciendo y empiece a darse cuenta de que está solo ante el mundo. Sin ser el rol principal, el actor estadounidense consigue llenar la pantalla en cada una de sus apariciones, siendo el complemento perfecto para el joven protagonista.

Junto a ellos podemos encontrar nombres de la talla de Joe Pantoliano o un irreconocible Ben Stiller, por entonces un completo desconocido que compartía reparto con Miranda Richardson o Leslie Philips entre otros.

Era necesaria una música que descargase tensión en la invasión, melancolía en los momentos posteriores y fuese capaz de inspirar esperanza durante la estancia en el campo de concentración. Nadie mejor que John Williams para ello, que nos sorprende en esta ocasión una partitura elegante, sencilla y muy efectiva para resaltar los puntos dramáticos del film. Su tema principal es bastante melódico y todo un acierto el incluir, al inicio del film, la coral de los niños en la iglesia cantando el Suo Gan, una antigua canción galesa que llegó a convertirse en una seña de identidad del film.

Que Steven Spielberg es un enamorado de la Segunda Guerra Mundial no es nada nuevo, pero a diferencia de La Lista de Schiendler o Salvar al soldado Ryan, en esta ocasión toma un punto de vista más inocente como es el de Jim. Esto conlleva que las imágenes verdaderamente impactantes se dejen de lado y sean sustituidas por situaciones llenas de afecto y dramatismo. La magnífica fotografía de Allen Daviau es capaz de resaltar el contraste de los tonos grisaceos y melancólicos tras la ocupación nipona, con los más luminosos y cálidos del campo de concentraciones, teniendo como punto culmen la espectacular visión que el film nos ofrece de la devastadora bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki.

En resumen podríamos afirmar que es una gran obra este Imperio del Sol, donde se nos dá una perspectiva bastante original de un conflicto bélico de esta envergadura, y donde descubrimos a toda una gran estrella como era el jovencísimo Christian Bale.

martes, 25 de septiembre de 2012

Comic Con Spain 2012



El pasado viernes, 14 de septiembre, abría sus puertas la primera Comic Con que se organiza en nuestro país. En el palacio de congresos de la población gaditana de Jerez de la Frontera debía tener lugar una de las mayores muestras sobre comics y todo lo que les rodea que pisarían nuestras fronteras.

Las expectativas puestas en esta Comic Con, tanto por parte de la organización como de los aficionados a este mundo eran muy elevadas, sobre todo si nos fijamos en las que se celebran al otro lado del atlántico.
Pero tan buenos augurios chocaron desde un primer momento con lo que esta primera edición nos ofrecía, a pesar de tener el detalle de regalar un tomo del cómic Marvel "La Patrulla X" al adquirir la entrada.

En primer lugar, la fecha no acompañaba mucho a desplazarse al recinto. La proximidad de las vacaciones veraniegas y la subida de los impuestos hacían muy complicado los desplazamientos desde otras poblaciones para acudir al recinto donde tenía lugar el evento.



Por otro lado no se había dado la publicidad necesaria para atraer tanto un mayor número de visitantes como una mayor cantidad de esponsores y stands. Si lo comparamos con el salón Manga, el tercero de mayor relevancia en nuestro país con una visita media de 35.000 personas, esta Comic Con parecía un sucedáneo descafeinado. El número de stands era inferior en cuatro o cinco veces a los expuestos en  dicho salón, así como el número de actividades ofrecidas que distaban bastante de la idea inicial del concepto de Comic Con.

Enormes espacios vacíos nos esperaban tras las puertas de entrada al recinto, lo que nos daba una idea inicial de la poca repercusión entre los patrocinadores que había tenido esta iniciativa. Un enorme stand de Mediamarkt ocupaba la amplia primera nave con gran cantidad de videoconsolas y ordenadores donde se podían probar y competir con las últimas novedades en videojuegos. Una pena que no hubiesen hecho presentaciones de futuros lanzamientos como podría haber sido el caso de Resident Evil 6 o Fifa 2013, que en menos de dos semanas deben estar ya a la venta.

En una parte de la exposición de este gigante de los electrodomésticos y la electrónica se exhibía una variedad de las nuevas televisiones 3D que, cada vez más, se van abriendo paso en el mercado. Teníamos la oportunidad de ponernos unas gafas y disfrutar con las nuevas adaptaciones cinematográficas de los superhéroes de comics. Capitán América, Thor o los Vengadores son algunas muestras de los films que, en forma de bucle, emitían una y otra vez en dichas pantallas. Un detalle que podría haber estado bien si cada una estuviese en un cubículo, con el sonido aislado y con algún sitio para sentarse. 

Esto es lo único que la Comic Con tenía preparado para el mundo del séptimo arte dentro del recinto de exposiciones. Algunos carteles de cine, cortesía de UCC que hacía descuentos en sus salas de proyección con la entrada, completaban la escasa incidencia que tendría el celuloide en la muestra.

La zona estrella, y la que mayor número de visitantes atraía era el Trono de Hierro cortesía de Canal +, canal que tiene los derechos de emisión de la exitosa serie televisiva Juego de Tronos. Grandes y largas colas se formaron en una de las palas del recinto para conseguir hacerse una instantánea sentado en la réplica del codiciado sillón.



El esto de la exposición se repartía entre unos paneles centrales con bocetos de comics originales y un especial sobre Spiderman. El personaje creado por Stan Lee era homenajeado con varios paneles informativos donde iban contando su historia y todo lo referente a sus amigos y enemigos, cargado de muchas curiosidades que ignorábamos aquellos que no éramos muy afines a leer los comics del “hombre araña”. En esta misma zona pudimos encontrar algunos dibujantes de la talla de Nikotchan, creador del Cálico Electrónico, firmando ejemplares y haciendo bocetos dedicados.

La última pala la ocupaban stands de algunas tiendas especializadas desde donde se podían conseguir multitud de comics hasta algunos videojuegos de sistemas tan antiguos como la Master System o la Super Nintendo. Algunos artículos a buen precio, pero que debido al limitado número de tiendas apenas tenían competencia ni variedad. Algunas de estas tiendas tenían montadas distintas zonas de juego donde organizaban talleres y campeonatos de juegos en distintos formatos (cartas, rol, miniaturas…) que era, quizás, lo que mayor número de personas, junto al trono, congregaban.

Podemos afirmar que, a pesar de las esperanzas que tenía la organización en el evento, esta primera edición de la Comic Con no ha dejado satisfecho a nadie, coincidiendo todos en la gran falta de contenidos. Si repasamos los distintos actos del programa oficial lo mas interesante fue la presentación del libro “Alien, el Octavo Pasajero” escrito por José Joaquín Rodríguez Moreno y que ya se puede encontrar en todas las librerías. Otro de los alicientes era un especial de Canal + sobre los años 80 y el estreno, en primicia, del primer episodio de la segunda temporada de Juego de Tronos.

Teniendo en cuenta que es la primera ocasión en la que tiene lugar esta Comic Con en nuestro país y que si seguro que se irán ampliando contenidos para futuras ediciones, centraremos nuestras esperanza en la del año 2013 si es que se celebra. O bien, seguiremos apostando por el Salón Manga que ha demostrado tener mucho mas tirón y contenidos.



jueves, 13 de septiembre de 2012

Crítica de La Maldición Rookford



El género de terror en estos últimos tiempos parece haber entrado en un túnel sin salida. Las ideas para estos guiones son cada vez más escasas y es complicado sorprender a un espectador, inmunizado a base de las noticias y sucesos macabros que cada día inundan los telediarios.

De un tiempo para acá estaba tomando más fuerza el sistema de mostrarnos falsos documentales o imágenes captadas por cámaras caseras para dar una mayor sensación de realidad. Una moda que comenzó con el Proyecto de la Bruja Blair y han seguido otras como Grave Encounters o la saga Paranormal Activity.

En esta ocasión no se ha optado por lo anterior y se ha recurrido al método clásico de cine del género, contando la historia de la forma habitual y ahorrándonos unos cuantos dolores de cabeza. La trama nos lleva hasta un antiguo internado donde están ocurriendo sucesos que se escapan de lo común. Para intentar descubrir su origen se contratan los servicios de Floren Cathcart, una escéptica escritora que dedica su vida a desenmascarar cuantos mediums y videntes se le ponen delante.

Es por ello, y creyendo que los extraños hechos que ocurren en Rookford son causados por algunos de los internos, Robert Mallory, director del centro contacta con Floren  que va a vivir una serie de situaciones totalmente nuevas e inquietantes para ella.

Con este planteamiento se desarrolla el guión escrito por Stephen Volk. En un primer momento podemos ver que la hora y media larga que dura el film está lleno de tópicos en las historias de lugares encantados, donde no faltan los rincones inquietantes, las muertes en extrañas circunstancias y los sobresaltos que en más de una ocasión nos harán saltar del sillón. Pese a ello, la película dirigida por Nick Murphy sabe captar la atención del espectador y mantenerla a lo largo del metraje. Si bien la historia puede parecernos haberla visto antes, todas las claves son escondidas con cuidado, mostrando las cartas poco a poco y consiguiendo crear un buen clima de intriga y suspense.

Todo esto no hubiese sido posible sin el buen trabajo de Rebeca Hall en el papel de Floren. La actriz londinense se involucra totalmente en su rol, consiguiendo mostrar la evolución que va experimentando la escritora a medida que va abandonando ese escepticismo inicial para sucumbir a las dudas sobre la existencia de "algo" que se sale de lo científicamente demostrable.

La acompaña Domic West en el papel del director Mallory. El actor realiza un trabajo más que suficiente para este tipo de producciones, a pesar de ser totalmente secundario y en algunos momentos casi innecesario. Es la veterana actriz Imelda Staunton, que parece haberse aficionado al mundo de lo paranormal, la que destaca más dentro de los roles secundarios, cumpliendo sobradamente en su caracterización como la educadora Maud Hill.

Uno de los puntos favorables del film y muy importante dentro de las obras del género es la fotografía, ya que es uno de los pilares sobre los que ha de asentarse un film de estas características. Eduard Grau, que ya trabajase en Buried, nos oscurece toda la imagen con un toque gris que despierta esa sensación de soledad que experimentan algunos de los chicos del internado. Una imagen muy cargada de melancolia que potencian los momentos de mayores sobresaltos de la película. Todo ello armonizado por las partituras de Daniel Pemberton, un compositor acostumbrado a demostrar su talento en la pequeña pantalla. Su música acompaña en todo momento a la trama, aunque resulta algo mas melódica que lo que estamos acostumbrados en este tipo de films. Un trabajo más que aceptable para un músico que intenta abrirse un hueco en el mundo del celuloide.

Estamos ante una obra con una historia bastante clara y muy bien explicada, que tiene un par de momentos realmente buenos y que consigue darle un pequeño giro de tuercas en su desenlace que, aunque algo predecible, a muchos les cogerá desprevenidos. Una película que se deja ver, para nada se hace pesada pero que no aporta nada nuevo al género.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Crítica de Battleship


Cada vez cuesta más conseguir un guión que, en mayor o menor medida, satisfaga tanto al público en general como a las productoras que han de poner ese capital inicial para llevar a cabo el proyecto. En los tiempos que corremos, donde en el mundo del séptimo arte parece que ya está todo visto, es complicado que se respalde una idea si no lleva inmersa en ella una gran historia o una buena excusa para saturar la pantalla de efectos especiales.

Es en este segundo caso donde se habría catalogado este Batleship, que de haber sido una producción ibérica habría adoptado el nombre de "Hundir la Flota". Este juego, al que tanto mayores como pequeños hemos jugado en mas de una ocasión es el pretexto para contarnos, una vez más, la llegada hostil de vida extraterrestre a nuestro "codiciado" planeta.

El film, dirigido por Peter Berg (Hancock), nos traslada hasta un certamen internacional de maniobras militares en el Océano Pacífico. Paralelamente a este evento, un nuevo sistema de comunicaciones por satélites ha sido capaz de enviar una señal en forma de onda al único planeta del firmamento donde se pueden dar unas condiciones de vida similares a las de la tierra. La mezcla de estos dos hechos dará lugar a la extraña irrupción en la atmósfera de varios objetos voladores no identificados que, cosas del destino, van a parar justo en mitad de la zona donde se están llevando a cabo las maniobras militares.

Nos encontramos con el típico blockbuster nacido para entretener y no ir mas allá del puro cine espectáculo. Como suele ser habitual en este tipo de superproducciones, se suelen seguir una serie de patrones muy comunes a todas ellas y que encontramos también en Battleship.

Por un lado tenemos el perfil del protagonista, rebelde por naturaleza y un provocador nato. En esta ocasión el papel le toca a un poco conocido Taylor Kitsh, que ya vimos en uno de los grandes fracasos de taquilla de este 2012 bajo el rol de John Carter. El actor, de origen canadiense, mantiene el nivel que ya vimos bajo la piel de Carter, y es que parece que se le ha decidido encasillar en ese papel de duro rebelde tan aclamado por las adolescentes de esta primera parte del siglo XXI.

Junto a él, una de las caras de moda del pop internacional como es Rhianna. La cantante caribeña adopta ese papel de chica dura comprometida por la causa que, a pesar de tener una participación muy secundaria, defiende a gran nivel durante las casi dos horas que tiene de duración el film.

Les acompaña en el reparto Brooklyn Decker, como la típica chica explosiva que se enamora del protagonista y le ayuda en su misión de salvar el mundo. La guapa actriz, a la que ya viésemos en Sigueme el Rollo, realiza un discreto papel destacando más por su espectacular físico que por sus dotes interpretativas.

Si seguimos tirando de tópicos en este tipo de superproducciones, llegados a este punto echamos en falta un nombre que esté ya consagrado dentro del séptimo arte y, que a su vez, este dispuesto a asumir un rol secundario. Es aquí donde encontramos a Liam Neeson, el polifacético actor irlandés tiene contadas apariciones en la obra, pareciendo más un cameo que formar parte del reparto oficial.

Como vemos, interpretativamente, tenemos todos los elementos clásicos del género. Si seguimos sumando tópicos, le podemos incluir unos efectos especiales realmente espectaculares con altas dosis de explosiones y acción que se convierten en la respuesta clara a la típica pregunta que te puede llevar a la duda antes de comprar tu entrada. Es obvio que tantas explosiones traen consigo una serie de situaciones catastróficas en las que una ciudad o parte de ella tiene que quedar reducida a cenizas. Todo ello bajo las vitales melodías de una potente banda sonora. Partitura que compone Steve Jablonsky, al que ya pudimos escuchar acompañando la obra de Michael Bay "La Isla", que cumple con su cometido y poco más.

Battleship, que aprovecha su nombre para ofrecernos una nueva variante de combate a ciegas, es el mas claro ejemplo de lo que muchos denominan "cine palomitero". Una superproducción que no se mete en los entresijos emocionales de los personajes y que va, claramente, con un rumbo definido hacia los sentidos de la vista y el oído del espectador, para anestesiarlos a base de construcciones imposibles, abrumadores efectos sonoros y dos horas de puro espectáculo cinematográfico, que a ciegas nos costaría reconocer si lo ha realizado Bay, Roland Emmerich o Peter Berg.
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