sábado, 22 de octubre de 2011

Crítica de La Cara Oculta


Nunca un trailer le hizo tanto daño a una idea como en el film dirigido por Andres Baiz. Y es que la forma de estructurar la obra estaba pensada para sorprender al espectador, pero una vez visto spots y demás material publicitario pierde bastante ese giro a la historia buscada por el guión. Escrita por Andres Baiz y Hatem Khraiche la historia nos lleva hasta Colombia, donde un reconocido director de orquesta intenta superar la extraña desaparición de la que era su novia. De ella únicamente ha quedado una grabación en la que rompe la relación con la que, hasta ahora, era su actual pareja.

A partir de aquí el misterio se apoderará de la vida de este músico en cuya casa comenzarán a ocurrir sucesos que se salen de la normalidad. Una situación fuera de lo rutinario que va a poner en jaque a la personaje interpretada por Martina García. La joven intérprete da vida a Fabiana, la mujer que viene a ocupar el puesto de nueva pareja de Adrián. La actriz, sobre la que recae gran parte del peso del film, interpreta su rol de forma correcta, ayudando en todo momento a mantener la atmósfera de intriga y suspense de la obra.

Junto a ella encontramos a Quim Gutierrez, el verdadero protagonista del film y sobre el que se fijan todas las miradas de los distintos personajes que intervienen en la historia. Su papel es bastante aceptable a pesar de que su rol podría haber ofrecido mucho más. El caso totalmente opuesto lo encontramos en el personaje interpretado por Clara Lago, que a pesar de estar ausente durante mucho metraje, es capaz de imprimir mucha fuerza a su personaje, haciendo de la desesperación todo un arte.

Federico Jusid le pone música a un claustrofóbico film que engancha desde un principio. Sus partituras encajan perfectamente con la trama, intercalando melancólicas melodías con movimientos mas estridentes cargados de intriga y suspense. Si hay que destacar algún punto desfavorable es que podrían haberse ahorrado los excesos de escenas de desnudos, en muchos casos totalmente innecesarios. Otro aspecto que hubiese hecho ganar muchos puntos al guión es el de haberle dado otro enfoque a la trama policial, ya que los personajes tanto del inspector, como el de su ayudante, da la impresión que están bastante desaprovechados. A pesar de estos pequeños apuntes, podemos decir que la obra conecta en todo momento con el espectador, consiguiendo mantener la atención durante más de cien minutos que aúnan celos, angustia e intriga.

viernes, 21 de octubre de 2011

Crítica de La Cosa (The Thing)



Hace ya casi 30 años, un creativo director llamado John Carpenter, nos traía una inquietante historia donde terror, suspense y ciencia ficción aupaban la carrera de un jovencísimo Kurt Rusell. En ella, un grupo de trabajadores en una base estadounidense, destinados en el frío continente Antártico, eran testigos de un descubrimiento tan sorprendente como aterrador que pondría no solo sus vidas en juego, sino las de toda la humanidad.

Este punto de partida que nos ofrecía el guión de Bill Lancaster, ha dado lugar a la precuela que, bajo el mismo nombre, un desconocido Matthijs van Heijningen Jr. ha estrenado este otoño. En esta ocasión la acción comienza en la base noruega en la que se realiza el hallazgo de esta extraña y sorprendente forma de vida que pondrá en jaque a todos los científicos que allí se encuentran.

Este nuevo guión de Eric Heisser ha tenido el acierto de ser bastante fiel a la obra de Carpenter, desvelando algunos de los enigmas que se quedaron sin cerrar en la obra de los ochenta, como los extraños sucesos con los que comenzaba. Además hay que destacar como otro aspecto positivo que no se haya optado por el arqueotipo de protagonista masculino para evitar las comparaciones con Rusell. Para ello, el testigo lo ha recogido Mary Elizabeth Winstead, una actriz que a pesar de su juventud ha aparecido en muchas producciones tanto televisivas como del gran formato. Su papel, muy en la linea de la teniente Ripley en la saga de Alien, podemos tacharlo de aceptable, adaptándose bastante bien a su rol y siendo uno de los pilares sobre los que se asienta la obra.

El resto de actores, de caras no muy conocidas, se acoplan bastante bien al guión haciendo que la obra funcione de maravilla y, a pesar de no ser una obra maestra, consiga mantener el estilismo de la original en una hora y tres cuartos de autentico infarto, ambientado con las partituras de Marco Beltrami, todo un especialista en ponerle música a films de suspense y ciencia ficción. Las notas musicales se acoplan perfectamente con la acción, lo que acentúa aún mas el sentimiento de terror y claustrofobia de los personajes principales.

La fotografía, obra de Michel Abramowicz tiene bastante similitudes con la que nos ofrecía Dean Cundey en el film primogénito, pero con la ventaja de poder contar con filtros y tecnología actuales. A pesar de ello, el cambio no es tan notable como podríamos haber esperado, recordándonos a ese cine ochentero con el que disfrutábamos los de mi generación, combinando rápidas secuencias de acción con largos planos mostrando la desesperanzadora soledad de los helados paisajes antárticos. Y es aquí donde destacamos el gran trabajo del equipo de efectos especiales con el contó John Carpenter. Si en esta nueva entrega, el trabajo de infografía es notable, si como yo habéis tenido la oportunidad de ver las dos seguidas en la sala cinematográfica, habréis notado que la diferencia entre las técnicas empleadas no ha dado resultados tan distintos, a pesar de sus avances en el tiempo.

Podemos resumir esta nueva entrega como una digna precuela a, quizás, la mejor obra de John Carpenter. Un film que se ensambla perfectamente con el original y que a mas de uno le van a quitar las ganas de querer descubrir formas de vida extraterrestre en nuestro planeta.
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