martes, 7 de junio de 2011

Crítca de X-Men: Primera Generación

Cinco años han pasado desde que vimos a los X-Men por última vez en la gran pantalla. Tres años mas tarde hubo un intento de recuperar las aventuras de estos mutantes con X-Men Orígenes: Lobezno, pero la obra se centraba única y exclusivamente en el personaje interpretado por Hugh Jackman (que tiene un pequeño cameo en la película), dejando de lado la esencia de las superproducciones dirigidas por Bryan Singer.

El propio director, después de desmarcarse de esta saga tras el estreno de X-Men II, vuelve a aportar su granito de arena, pero esta vez bajo los títulos de productor y guionista. Un acierto sobre todo en lo que al guión se refiere, ya que la saga ha vuelto a recuperar la esencia de las primeras entregas.

En esta ocasión la historia nos lleva hasta el nacimiento de los primeros mutantes, tomando como punto de partida la aparición de un jovencísimo Magneto victima del holocausto alemán de la Segunda Guerra Mundial. Las primeras escenas son las mismas con las que Singer, once años atrás, había dado comienzo a esta adaptación del comic publicado por Marvel, pero haciendo un mayor hincapié en la dramática infancia de Erik Lehnsherr. El personaje, interpretado por Michael Fassbender, es el que mayor fascinación despierta en el film, ofreciéndonos el nacimiento de un villano disfrazado de superheroe.

Junto a él, el mítico profesot Charles Xavier al que de vida un aceptable James McAvoy. El mutante original por antonomasia adquiere el rol de lìder desde el primer momento y representa el polo opuesto al personaje de Magneto. La química entre ambos funciona, proyectando una confrontación de ideales que poco a poco va separando sus caminos.

Pero ellos dos no son los únicos mutantes clásicos que aparecen, ya que los fans de la saga podrán disfrutar de Mistica o La Bestia. Si la primera ya era una habitual en los films de la saga, el personaje interpretado por Nicholas Hoult ha sido adaptado de una forma bastante fidedigna a la gran pantalla, siendo todo un acierto que lo incluyesen en la historia.

Si bien hay personajes que no pertenecen a la primera generación editada por Marvel como pueden ser Kaos o Azazel, también es cierto que son roles que encajaban bien en la historia y suponía la inclusión de nuevos mutantes con nuevos poderes no vistos en entregas anteriores. Pero también es cierto que podían haber incluido a Mercurio o la Bruja Escarlata que si que aparecían en los facsimiles de las primeras entregas de X-Men ideadas por Stan Lee.

Emma Frost, Banshee o un maligno Sebastian Shaw interpretado por Kevin Bacon, son otros de los muchos mutantes que van apareciendo a lo largo de los 132 minutos que dura el film y que van a ir dividiéndose entre las dos fuerzas opuestas que representan el eterno enfrentamiento entre héroes y villanos. Enfrentamiento que tenía su punto álgido en la tercera de las entregas de la saga.

Podemos afirmar que en esta ocasión tanto la historia como los personajes consiguen que la obra se encuentre al nivel de las de Singer, con una alta dosis de acción, espectaculares efectos especial, una trama bien cuidada y con un Magneto colosal que consigue minimizar al resto de mutantes. Además, para aquellos que no son fieles seguidores del comic, pero si simpatizan con su adaptación cinematográfica y siempre se preguntaron porqué el profesor Xavier iba en silla de ruedas, podemos confirmar que el film le disipará de todas las dudas.

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