Fue en julio del 2012, cuando se le dio un toque de aires renovados a uno de los personajes mas míticos del comic americano. Menos de dos años ha tardado Sony en traernos la secuela de un film, que a pesar de no ser todo lo redondo que cabría esperar, no funcionó nada mal en taquilla.
Una vez presentado el personaje, cosa que ocurrió en la película anterior, el guión de Alex Kurtzman y Roberto Orci bajo la supervisión del propio Stan Lee, tenía mayor metraje para repartir entre las escenas de acción y el hilo fundamental de la historia. En esta ocasión las calles de Nueva York se verán amenazadas por Electro, un villano nacido a raíz de un accidente laboral, y que descargará toda su ira contra el arácnido protagonista.
Este sería el punto de partida de una película que, con más de dos horas de duración, destaca más por su aspecto técnico que por el artístico. Una franquicia que vuelve a repetir con Marc Webb, tras las cámaras, y con el joven Andrew Garfield en el papel Spiderman. Su rol se acerca aún mas a la esencia del personaje creado por Stan Lee, siendo el sentido del humor el detonante en la mayoría de las situaciones de tensión. Pero a pesar de esto, denota cierta falta de carisma que no le hace conectar al cien por cien con el espectador.
Junto a el encontramos, nuevamente, a la atractiva Emma Stone dando vida a Gwen Stacy, la novia de Peter Parker. Como ya ocurriese en la saga anterior, el dilema moral y proteccionista de Parker será el eje sobre el que gire la relación entre ambos, provocando continuas rupturas y reconciliaciones. La actriz no realiza nada mal su interpretación, siendo esto siempre de agradecer en un género donde suele primar la fuerza de las escenas de acción sobre todo lo demás.
Resulta curioso encontrarnos al actor que dio vida, de forma magistral a Django, enrolado en estos menesteres. Jamie Foxx, en su papel de Electro, a priori, podría hacernos pensar en un villano a la altura de un gran héroe, en esta ocasión nos equivocamos. Desde su primera aparición comenzamos a vislumbrar, que el encargado de realizar el casting se había fijado más en buscar un nombre que diese caché a la película, antes que un actor mas adecuado a dicho rol. El resultado obtenido es un enemigo con una alarmante falta de carisma, al que se le podría haber sacado muchísimo más partido.
El cuarto en discordia es Dane DeHaan como Harry Osborm, el heredero del poderoso imperio tecnológico que fundó su padre. Su look, muy parecido en el que Peter Parker llevaba en la franquicia de Sam Raimi cuando estaba bajo el influjo de Venom, te provoca de inicio una cierta animadversión. Más tarde queda ratificada cuando sigue los pasos de su difunto progenitor, metiéndose de lleno en la piel del Duende Verde.
Dejando de lado el tema interpretativo, que no es para despertar grandes ovaciones, pero cumple con su cometido, destaca por encima de todo la espectacular factura técnica. Ver a spidey saltando de rascacielos en rascacielos por las grandes avenidas neoyorquinas es todo un placer para nuestros ojos. Si a esto, le añadimos ese plus que le da el sistema 3D a este tipo de secuencias, podemos afirmar que en esta ocasión el equipo de efectos especiales se ha superado. Un gran trabajo de Daniel Mindel, ofreciéndonos una fotografía muy colorida y luminosa, muy acorde con la juventud y vitalidad del hombre araña.
El gran cambio lo notamos a la hora de escuchar las melodias que acompañan la acción. Si destacábamos que Horner no había conseguido alcanzar las partituras creadas por Elfman para la obra de Raimi, el equipo de producción de la secuela fue sobre seguro, firmando a uno de los grandes de esto. Hans Zimmer es el que poner nombre a una banda sonora en la que comparte pentagramas con Johnny Marr y Pharrell Williams. En esta ocasión si que encontramos una creación más acorde con el personaje, con mucha fuerza y momentos realmente vibrantes.
Como conclusión podemos quedarnos, mirándolo de forma positiva, que el film entretiene y que el guión te deja con la curiosidad de ver que nos tendrán preparado para la siguiente. Además el desenlace final es totalmente inesperado, dejando claro del tono oscuro con la que intentan impregnar la saga. Una película para disfrutar de sus espectaculares secuencias de acción, en sistema 3D a ser posible, pero cuyo metraje puede resultar excesivamente largo.