Muchas eran las expectativas que se habían despertado, hace ya algún tiempo, cuando las primeras notas de prensa anunciaban el comienzo de la tercera entrega del misterioso "hombre murciélago". El alto nivel expuesto tanto en Batman Begins y, sobre todo, en El Caballero Oscuro (para muchos la mejor adaptación de un personaje de comic) había dejado cierta sensación de incertidumbre de lo que nos podía deparar este film.
Pero Christopher Nolan, uno de los directores de más talento que han salido de las últimas generaciones hollywoodienses, nos tenía preparado un fin de saga épico, un punto y final que no desentona con todo lo expuesto anteriormente por el director londinense. El elevado listón de El Caballero Oscuro, era un duro handicap con el que contaba en esta ocasión ya que, hiciese lo que hiciese, iban a ser duramente comparadas. Nolan ha sabido encontrar la fórmula para que dicha confrontación quede en un segundo plano, dotando al film de algunos elementos que las anteriores entregas no contenían.
Por un lado, El Caballero Oscuro La Leyenda Renace, es la más épica de toda la franquicia. Sus situaciones y las formas de afrontarlas magnifican la figura de Batman, pero sobre todo es la persona de Bruce Wayne la que se ve más reconfortada en esta ocasión. Es de las tres películas la que menos ración de héroe enmascarado ofrece, a cambio de una humanización del protector de Gotham.
Por otra parte, entra en escena otro de los personajes míticos que acompañan a los comics como es Catwoman. Si en la versión de Tim Burton de Batman Returns, Michelle Pfeiffer se presentaba como una desquiciada secretaria de dirección, esta nueva visión de la heroína está mucho mas acorde con la esencia del personaje. Anne Hathaway coge el testigo, dejado por Halle Berry en la penosa adaptación de Pitof, para enfundarse en el traje de cuero y regalarnos la ya conocida relación de amor y odio que se despierta entre la experta ladrona y el personaje de Bruce Wayne.
De nuevo es Christian Bale el que da vida al "excéntrico multimillonario" venido a menos desde que, 8 años antes, guardase en el baúl su misteriosa identidad. El actor, de origen galés, vuelve a cumplir a la perfección con su rol, adaptándose tanto física como dramáticamente a las exigencias del guión.
Y es en este punto, al repasar los roles del film, cuando todo el mundo se acuerda de Heath Ledger y su impresionante interpretación del Joker. El difunto actor nos regaló uno de los mejores villanos de las adaptaciones cinematográficas, haciendo que cualquier otro enemigo de Batman que se introdujese en la saga, quedase a la sombra de este. Nolan, vio que esto podría ser un impedimento y para ello decidió dar vida a un enemigo, cuyo protagonismo no fuese tan evidente como el del Joker, pero que físicamente supliese estas carencias dramáticas. Y es aquí donde aparece Bane. El personaje, interpretado magníficamente por Tom Hardy, consigue despertar el odio de toda la sala hacia él. Si el rol interpretado por Ledger se nos mostraba como un desequilibrado que cometía sus atrocidades por puro sentimentalismo demente, Bane realiza todas sus violentas acciones en base a unos principios y con la clara obtención de un fin. Un poderoso enemigo que pondrá a Batman contra las cuerdas tanto física como mentalmente.
Vuelven a repetir grandes nombres como Gary Oldman, Morgan Freeman o Michael Kane que, junto a Marion Cotillard y Liam Neeson, conforman el gran elenco de actores que, con papeles mas o menos densos, han formado parte de este titánico final.
Jonathan Nolan, junto a su hermano Christopher, han sido los encargados de adaptar el guión para ofrecernos un final de historia lleno de giros inesperados, situaciones con un alto nivel de violencia, y un final que, pese a haber dejado claro el director inglés que era la última entrega de la franquicia, deja todo bastante abierto de cara a formar una tetralogía. Y es que el guión, además de contar con una gran fuerza y originalidad, se ve reforzado por la excelente música creada por el maestro Hans Zimmer. El compositor consigue mezclar el tema central de toda la saga, con nuevos acordes cargados de tensión e intensidad que se asimilan a los distintos estados de ánimo por los que pasa Bruce Wayne y los sufridos ciudadanos de Gotham. Estas variaciones son captadas magistralmente pon la fotografía de Wally Pfister. Su combinación de tonalidades entre los luminosos y coloreados días y la oscura nocturnidad juegan a favor del superhéroe, enfatizando su misticismo como autentico guardián y vigilante de la ciudad de Gotham.
Podemos resumir diciendo que es el final que todos hubiésemos esperado pero por el que ninguno hubiese apostado. Antes de ver el film había oído numerosas críticas tanto positivas como negativas al cincuenta por ciento, por lo que entraba en la sala en estado neutro, con la única intención de disfrutar de uno de mis personajes favoritos. Las cerca de tres largas horas que dura el film se me pasaron volando, alucinando con todas y cada una de las escenas de acción que, magistralmente, habían sido combinadas, en su perfecta medida, junto con el desarrollo dramático del guión. Una mezcla que para mi gusto había funcionado perfectamente y, que al oír los numerosos aplausos de la sala, me di cuenta que no había sido solo parecer mio. Hacía muchísimo tiempo que no veía tanto entusiasmo al llegar a los títulos de crédito, algo hoy en día de lo que no pueden presumir muchos.Y es que El Caballero Oscuro La Leyenda Renace es la merecida guinda de este pastel que Nolan nos ha dejado en forma de superproducción.