sábado, 17 de marzo de 2012

Crítica de La Invención de Hugo



Nadie va a discutir hoy en día el talento tras las cámaras de Martin Scorsese, un director que tiene en su haber obras de gran calidad como Casino o Shutter Island, obra que fue su última aparición en la gran pantalla hace ya casi dos años.

Con 11 candidaturas a los premios de la Academa, La Invención de Hugo, es la primera incursión del cineasta neoyorkino en la emergente tecnología 3D y en un género muy alejado de lo que nos tenía acostumbrado el señor Scorsese. Solo hay que ver las numerosas nominaciones para darse cuenta del notable resultado de este film que, a pesar de no haberse hecho con los galardones principales en esta edición de 2011, tenía argumentos mas que suficientes para habérselos arrebatados a The Artist, la gran triunfadora.

La fabulosa fotografía de Robert Richardson (Uno de los Oscar ganados en esta edición) nos traslada hasta el Paris de comienzos del siglo pasado. Un viaje tridimensional a través de las calles de una de las ciudades mas bellas del mundo para aterrizar, directamente, en su estación de trenes. A partir de aquí Hugo, el personaje principal caracterizado fabulosamente por Assa Butterfield, nos guiará por una historia llena de enigmas que irán encajando poco a poco, como los engranajes de un reloj suizo, finalizando en un magnífico homenaje a los comienzos del mágico mundo del cine. Un auténtico paseo por la historia del celuloide desde que a finales del siglo XIX los hermanos Lumere asombrasen al mundo con las primeras obras cinematográficas.

El film, a medida que se va desarrollando el guión de John Logan, va madurando a cada minuto que pasa, ofreciendo al espectador un alucinante viaje en el tiempo para comprobar, in situ, que la imaginación del hombre no tiene fronteras y que ha sido, en el mundo del séptimo arte, donde ha quedado plasmada de mejor forma. Todo ello amenizado con imágenes de films tan reconocidos como Safety Last (1923) o Viaje a la Luna (1902) del genial director Georges Méliès, interpretado en este film por un sobresaliente Ben Kingsley. El actor inglés se mete de lleno en la piel de un visionario que apostó todo lo que tuvo por el mundo de los rollos de celuloide y que, a día de hoy, tenemos que agradecer técnicas tan utilizadas como el "stop-motion".

El resto del reparto lo realizan actores tan contrastados como Sacha Baron Cohen, Jude Law o Christopher Lee, que a pesar de no tener papeles principales, dejan su huella particular en este mágico viaje a la historia del cine mas prehistórico. Una travesía guiada por las notas musicales de Howard Shore, nominado también en la categoría de mejor banda sonora, y que para esta ocasión compone una partitura melódica, muy de época, y no carente de ritmo en los momentos donde el guión se hace mas intenso.

Sin lugar a duda nos encontramos con una de las mejores obras que se ha estrenado en nuestro país en este 2012, con un 3D realmente especatular, una ambientación magnífica y un guión que poco a poco se va convirtiendo en el homenaje particular que Martin Scorsese le hace a este mundo que tanto le ha dado. Una lastima que tanta calidad no se haya visto mayormente recompensada en esta edición 2012 de los Oscar, en la que únicamente se ha sabido valorar los aspectos visuales y sonoros de una de las películas que nadie debería perderse.

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