Diez años han pasado ya desde que George Lucas nos ofreciese en la gran pantalla, la creación que ponía punto y final a una de las sagas que mayor número de seguidores posee en todo el planeta. Pero si algo sabe el creador del THX es explotar un producto y, 35 años después del estreno del episodio IV, aún sigue extrayendo néctar de ese enorme panel de miel que es Star Wars.
Ahora, en pleno auge de la tecnología 3D, el director californiano ha visto la oportunidad de adaptar toda la hexalogía a este revolucionario formato con un resultado un tanto discutible. Teniendo en cuenta que el máster original era en dos dimensiones, tampoco podíamos esperar una conversión tridimensional al estilo de Avatar. El producto obtenido poco aporta a lo visto allá por el año 1999 cuando muchos fans abarrotamos las salas cinematográficas para contemplar como empezó todo.
La mas floja de las seis obras podía haber ganado bastante con un 3D en condiciones, ya que tanto la carrera de las vainas como la batalla en las praderas de Naboo se prestaban a ello. Pero lo único que ha conseguido la conversión al formato es dotar de profundidad a algunas de las escenas, algo que tiene su mérito pero que no es suficiente si querían darle un nuevo aire al enfrentamiento entre los Sith y los Jedi.
Tras ver esta primera entrega y sabiendo que nos va a tocar una al año, hasta el 2017, me planteo muchísimo si merece la pena gastarse los euros en este intento de seguir rentabilizando el universo de Star Wars. Teniendo en cuenta que estas tres primeras entregas son las más nuevas, y por consiguiente las que tienen los originales en mejor estado, no me quiero imaginar las tres dimensiones que tendrán los tres episodios originales. Si bien, el único aliciente que le puede quedar a un fan es poder decir: Yo vi la Saga Star Wars en una sala cinematográfica.
Yo podre decir que la habre visto en cine 2 veces ;-)
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