Hace ya 43 años, el género de la ciencia ficción asistía al nacimiento de una de las sagas mas prolíficas que ha dado el séptimo arte. Hasta 6 entregas entre precuelas, secuelas y remakes nos han llegado a lo largo de todos estos años con muchas discrepancias entre los seguidores de la saga en lo referido a su calidad. Lo cierto es que en todas ellas el guión había mantenido una misma linea argumental, a excepción de la obra estrenada en 2001 por Tim Burton, que se había desmarcado del argumento original para dar su propio punto de vista de esta confrontación evolutiva.
Diez años mas tarde se vuelve a echar mano de este filón para traernos una precuela situada en la actualidad y que toma como punto de partida un mal tan actual como el alzehimer y un posible tratamiento regenerador de neuronas. Una ingeniosa puesta en escena para explicar el comienzo del desarrollo evolutivo de los simios que sufriría Charlton Heston en la original "El Planeta de los Simios".
Si he de ser honesto, tras ver algunas de las precuelas y el reset de Burton, esta nueva producción no me atraía nada y me costó muchísimo decidirme verla en una sala cinematográfica. Suerte que me convencieron algunas críticas leídas y las recomendaciones de amigos que terminaron por convencerme de comprar la entrada y sentarme frente a la pantalla de proyección.
El film, desde el principio, consigue enganchar al espectador a base de experimentos científicos y con la relación a tres bandas entre el padre del protagonista, el propio James Franco y Cesar, el simio que acaparará la atención en gran parte de la película. El guión, obra del binomio Rick Jaffa y Amanda Silver, va siguiendo una linea argumental bien llevada y no falta de ritmo donde, poco a poco, se va viendo un paralelismo entre el crecimiento del pequeño animal y su "humanización". Proceso que culmina en un frenético desenlace lleno de acción, espectacularidad y muy buenos efectos especiales.
Su director, Rupert Wyatt, ha sabido coger la esencia de la saga y plasmarla en un ambiente mucho más actual que en anteriores entregas y combinarla con temas actuales, convirtiendo esta rebelión de los simios en una idea no tan descabellada y lejana como podía parecer en un principio.
Pero nada de esto hubiese sido posible si no se hubiese contado con actores de la talla de James Franco o John Lithgow. El intérprete de origen californiano ha demostrado ser un todoterreno, y no lo digo por los paisajes en los que transcurría 127 horas, sino porque es capaz de asumir distintos roles de forma notable. Su elección es bastante acertado desde el punto de vista que es creíble en todo momento tanto la relación con su padre como con Cesar. El simio, digitalizado en base a la interpretación de Andy Serkins, se rumorea como posible aspirante en la carrera de los Oscar. Su aportación al film podemos tildarla de magnífica, con una gran variedad de gestos y expresiones faciales que suplen a la perfección su falta de vocablo.
Patrick Doyle es el encargado de ponerle música al film, con una partitura bastante melódica pero llena de movimientos intensos, que van aumentando su frecuencia a medida que se va desarrollando la trama. Es en la escena del puente donde alcanza su punto culmen, que junto a los espectaculares efectos especiales, han introducido a estos fotogramas en el salón de la fama de la saga.
Sin duda uno de los mejores estrenos del verano que, en un principio, podría despertar muchas dudas pero que le han dado unos aires renovados a la saga que le han venido bastante bien. Todo un acierto haberla disfrutado en pantalla grande.